español english français česky

Originalmente, Cobá era parte funcional de nuestro itinerario; pero ahora, para recibir la nueva patente anual del vehículo, en vez de seguir directamente más allá de Cobá, tendremos que regresar 45 inútiles kilómetros y desviar otros 90 inútiles kilómetros, a Cancún. No anticipamos ver gran cosa en Cobá, pero tenemos una razón concreta para ir: el cilindro.

Y podemos anotar un cuarto vuelco; de coche.

Otra aventura con los mapas mexicanos. Una ruta hacia Cobá, que figura en los mapas pero no existe en la realidad.  Mayor distancia hacia Cobá, pues.

De Yucatán (el estado) acabamos de pasar al estado de Quintana Roo, todavía en el promontorio de Yucatán.

Otra palabra, este Yucatán, de origen sin garantía; habitualmente, algo que los Mayas se repetían entre sí y que los invasores creían que era el nombre del lugar, de lo que hicieron Yucatán.

Cobá. Demasiado tarde para visitar el sitio hoy. Pero no demasiado tarde para aprender que venimos para nada físicamente, si bien, substancialmente, ya logramos nuestro propósito.

Aprendimos, que el famoso cilindro rodante como aplanadora de camino, esa imposibilidad en un continente que supuestamente no conocía la rueda, realmente existe, realmente fue encontrado a un costado de la ruta maya de 100 kilómetros todavía detectable saliendo de Cobá; que realmente estuvo mucho tiempo aquí, en Cobá; pero que, si bien fue encontrado cerca de aquí, lo fue en territorio del estado de Yucatán y no en Quintana Roo, por cuanto, para mala suerte nuestra, eventualmente fue trasladado a ... Mérida.

Así que no lo veremos. Se nos informó que está partido en dos. Pero lo importante es que el tal cilindro aplanador maya existe y que por lo tanto, y además, puede haber veracidad en la existencia de los dibujos de engranajes en Chichén Itzá. Repitiendo la autodefensa de los anti-ruedistas en América precolonense: sí, da vueltas, pero es un cilindro, no una rueda.

La noche promete ser tranquila, con vista sobre algo totalmente único en Yucatán septentrional: un lago.

. .
*

De madrugada.  A ver Cobá por dentro.

Visto. La única ventaja de haber caminado pacientemente los vacíos kilómetros que recorrimos en las ruinas es habernos dado un poco de ejercicio, lo que nunca perjudica, y es saber que nada hubiésemos perdido si no hubiésemos visitado Cobá.  Resumen.