Ð2 La otra deficiencia en Uxmal ya no concierne el exterior de los edificios sino el interior, y no incomoda el sentido estético sino ofende el sentido común. El material de esta afirmación es nada menos que el Palacio del Gobernador - el así-llamado Palacio del así-llamado Gobernador.
Por fuera, dicho edificio bien podría ser un palacio de algún gobernador, con su friso de casi 100 metros de longitud, formado de más de 20.000 piedras trabajadas individualmente, pero, viéndolo por dentro, inescapablemente se ocurre otra denominación.
Nada de grandes salones a tono con el tamaño exterior; todo se reduce a dos corredores longitudinales paralelos, contiguos con pared de por medio, a todo lo largo del Palacio, de ancho total combinado igual al ancho del Palacio, o sea ocupando toda la superficie interna del Palacio, cada corredor, con su bóveda de ángulo truncado, y cada corredor, tronchado en habitaciones, el corredor del frente, en habitaciones con puerta, y único vano, al exterior, el corredor de atrás, en habitaciones con puerta, y único vano, hacia las correspondientes habitaciones externas, según la norma ya conocida; y ambas bóvedas recubiertas por fuera para escuadrarlas en un imponente paralelepípedo exterior.
A pesar de toda la solemnidad externa del edificio, los aposentos externos no tienen, pues, más que una puerta al exterior para aire y luz, dejando el 80/oo en total oscuridad y el 10/oo en penumbra, cuando habría lugar para por lo menos dos ventanas a más de la puerta, y los aposentos de atrás no tienen, pues, más que una puerta sobre el aposento exterior, dejando el 95/oo en total oscuridad y el 5/oo en la penumbra.
Ya que la profundidad total de los dos aposentos equivale al ancho del edificio, realmente no se entiende por qué los genios mayas no hicieron una salida del aposento de atrás directamente al exterior, por atrás. Pero no; en una longitud de 100 metros del edificio, no hay una sola puerta o ventana.
Lo cierto es que el vulgo maya de entonces, y de hoy, tenía, y tiene, más sentido común con sus chozas de ramas, barro y palmas, puerta mayor por un lado, puerta algo menor del lado opuesto, y las esquinas redondeadas en óvalo para evitar rincones de aire estancado.
Naturalmente, los mayálogos explicarán, en sagrada defensa de lo maya, que los Mayas eran mucho más astutos que lo que percibe el ojo, y eran por demás eficientes en aerodinámica para molestarse con cosas tan rudimentarias e ineficientes como ventanas; explicarán que, en cada aposento de atrás, hay, alto en el muro del fondo, unos orificios pequeños hacia el exterior - pequeños y en lo alto, es la clave del sistema - por los cuales se establece una corriente de aire entre los orificios y la puerta, una corriente como nunca se podría generar entre puerta y ventanas relativamente a una misma altura y en una misma pared. Muy bien; parece lógico e interesante. En cuanto a ventilación.