Alguien desprevenido, juzgando por una fotografía del palacio tomada desde una distancia tal que no se pudiera distinguir las alusiones a Chac y al dios descendente, casi seguramente pensaría en algún sitio cercano al mar Mediterráneo.
Por otra parte, muy curiosamente, los cultores de lo extra-continental en América destacan que el mismito decorado de paredes con enchapado de medias columnas existe también en Asia, por ejemplo en Mebon, en Campuchea.
El condimento de esta analogía es que - así como en la comparación cronológica entre el Zigurat de los Nichos en El Tajín y el zigurat Fimcana-cas en Angkor Tom, lo asiático no es, como sería un modelo, anterior a lo americano - en este caso de enchapado con medias cañas, lo asiático, de los siglos IX-X, tampoco es, como sería un modelo, anterior a lo americano, de los siglos VII-VIII.
Nos topamos, aquí, en Sayil, con una excursión arqueológica de estudiantes en busca de algún tiesto de cerámica, pero sobre todo, de tema de tesis. La manera más fácil de encontrar cerámica: caminar y recogerla en el suelo (en lugares apartados - siempre hay que tener presente que los sitios famosos y visitados son sólo núcleos centrales de zonas de influencia mucho más extensas).
Pernoctaremos aquí mismo.
¿Cómo le fue a nuestro corresponsal con su queja por la patente? No hubo, y no hay, teléfono para llamarlo.
Una víctima sin remedio, desde ya, de este problema, es la invitación de aquel agrónomo a su estación experimental en la selva. Bien lástima. Y que nos perdone. Vamos a tener que escribirle para que sepa que no despreciamos su gentileza.
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Esta mañana, con los primeros albores, hacia Labná, otro sitio arqueológico; donde estaremos con el Sol naciente - ninguna hazaña porque, en esta zona, los varios sitios están a sólo kilómetros uno de los otros.
En Labná, la primera cosa que retuvo nuestra atención fue un grupo de muy extrañas cabezas talladas en piedra, muy in-mayas, muy toscas, no más grandes que pelotas de balompié, pero casi tan redondas, y con la inesperada característica, en país maya, de ser muy rechonchas. ¿Otras olmecas o montealtenses primitivas?
Tornando, luego, nuestra atención hacia la esencia de Labná, vimos, un solemne arco autoportante, o sea no como acceso funcional a un edificio sino como vía de paso, también un tramo de pared adyacente al arco, y también un palacio.
Arco de Labna