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║ hablando de polvo, a veces hasta se salpica ciertos detalles con polvo de diamante.

    Y vimos

¤ la diferencia entre una tarjeta solamente impresa y la misma, ya barnizada;

¤ cómo se hace letras o dibujos lineales en relieve por medio de un polvo térmico salpicado en la tarjeta, la cual se pasa luego por un horno;

¤ cómo una máquina automática - en una sola operación - cortaba rectángulos de una lámina de dos capas, lámina formada por una película de plástico de apariencia de metal dorado y por una base portadora, de plástico transparente común más grueso, para luego separar la película dorada de su base, y colocarla en un lugar predeterminado de una tarjeta de papel brillante, repujando y pegando la película, todo al mismo tiempo;

¤ que los creadores de esta tarjeta, no satisfechos con el brillo de esta película dorada repujada, ya que se trataba de la figura de un pájaro, también decidieron agregarle toques de color en las alas.

Otra vez, estamos con la observación de que el público consumidor no se da cuenta del trabajo, del esfuerzo, de la meticulosidad, involucrados en el producto que compra.

Pero nuestro interés no se limitó a lo anterior en la industria de las tarjetas de comunicaciones sociales. También le encontramos aspectos que quizás se podría llamar sociológicos.

Por ejemplo, ¿por qué será que la costumbre de mandar tarjetas de saludos empezó a desarrollarse justamente en la misma época - o sea a mediados del siglo XIX - cuando las masas empezaban a aprender a leer y escribir gracias a la implantación de escuelas públicas gratuitas? Se pensaría que una persona que ya sabe leer y escribir aprovecharía con más razón su aptitud para expresar sus pensamientos personalmente en vez de comprar una tarjeta con una fórmula pre-digerida; pero no - lo que quizás demuestra que saber escribir es una cosa y saber expresarse es otra por completo; además, con una tarjeta en vez de prosa propia, no hay que preocuparse por ortografía.

Quizás una razón que haya influido en el desarrollo de las tarjetas sociales desde esa época fue la vanidad de los pobres tratando de imitar a los ricos en la costumbre de mandar correspondencia: resulta que, coincidentalmente, también en aproximadamente la misma época, empezó a establecerse el servicio de correos públicos, por los cuales cualquiera podía mandar una carta por un precio accesible a todos, mientras que, hasta entonces, mandar una carta era un privilegio caro y por medios restringidos al alcance solamente de los >>>>>>>>