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Hoy, todavía en el pueblo de Palenque. Todavía tratando de comunicarnos con nuestro corresponsal - no contesta el teléfono, lo que, multiplicado por la penosa espera de cada intento, es tremendo. Y tratando de decidir nuestra próxima meta.

Teníamos planeado ir a Bonampak, por la fama de sus murales; pero éstos, nos enteramos y escuchamos de muchas partes, ya están arruinados por los 42 años desde su descubrimiento - maldición común a tantos vestigios que sobrevivieron centurias y milenios, que hubiesen sobrevivido más centurias y milenios, pero que se deterioran, más o menos rápidamente según su material, cuando descubiertos y expuestos al aire, y peor cuando contaminado - y se los ve mejor en reproducciones, en museos (vimos una reproducción en aquel museo de la Florida - con el dilema: ¿hermoso dentro de lo maya, o hermoso; interesante dentro de lo maya, o interesante?).  Por ello, ya descartamos Bonampak.

Teníamos planeado ir a Yaxchilán, por ser considerado una cúspide de piedra labrada maya, con la atracción adicional de estar todavía casi en su estado de descubrimiento, muy poco despejado; con 59 dinteles labrados y varias estelas. Pero resulta que Yaxchilán y Bonampak se encuentran en la misma zona y, si bien, en conjunto, justificaban los 340 kilómetros ida y vuelta de malísimo camino - malísimo, por consenso general de los propios lugareños, y cuando un lugareño dice que un camino es malísimo, es que malísimo es - ahora, con Bonampak descartado, ¿qué ...?

Además, quién sabe qué queda, en realidad, en Yaxchilán; después de Tres Zapotes, de La Venta, de aquí mismo, Palenque, estamos medio escépticos. ¿Qué hacer? ¿Qué otras ruinas mayas nos esperan, que harían una visita a Yaxchilán, ya sea inútil, o valiosa a pesar de las dificultades del camino y tres horas de piragua?

Por otra parte, algunas personas nos cantan las glorias de la selva lacandona - que justamente se encuentra camino a Yaxchilán. Pero, ¿cuántas veces ya escuchamos las alabanzas de algún sitio, sin duda hermoso para una excursión dominical, pero no dentro de la perspectiva continental de esta Expedición; y cómo es la realidad en este caso? ¿Cómo pinta la selva lacandona, después de la selva amazónica y de la selva dariense? ¿Qué clase de selva nos espera en El Petén?

Decidido. A Yaxchilán, por ahora, no. En unos meses, si Dios quiere, estaremos pasando otra vez por Chiapas, no excesivamente lejos de aquí, y entonces, después de haber visto todas las demás ruinas mayas y la selva del Petén, tendremos una base de juicio, y la posibilidad de rectificar esta decisión si así nos pareciere. Así que, directamente hacia nuestra próxima constelación de metas, en el norte del promontorio de Yucatán.

Y tiempo para notas varias.

> Aquí, en pleno pueblo, llegamos a ver algunos de los famosos Mayas Lancandones, famosos por aferrarse todavía a su estilo antiguo de vida.  Entre >>>>>>>>