un templo encima de su zigurat, que el potentado egipcio no podría tener en equilibrio inestable en la punta de su pirámide.
Para tomar la cosa por su principio, ocurrió un buen día que - en el templo encima del zigurat, donde arqueólogos ya habían escrutado cada detalle, y notado que el piso del templo, en contraste con los pisos de otros templos, estaba compuesto de grandes losas, y que una de las losas estaba "adornada" de tapones de mismo material embutidos ras con ras en sendos agujeros - un arqueólogo estaba escrutando todo lo mismo cuando notó que una de las losas del piso estaba no "adornada" sino "provista" de agujeros, si bien tapados ras en ras, agujeros como para enganchar y levantar la losa. Se armó de un equipo de trabajo. Levantó la losa.
Y ocurrió todo lo siguiente.
-Descubrió una boca en dirección de abrupto declive pero totalmente cegada de tierra y piedra.
-Empezó a excavar. Apareció una bajada provista de bóveda y escalera.
-Tres meses siguió excavando y vaciando. Y nada. Salvo una extraña moldura de cal bajando por el perfil de los peldaños.
-Otros tres meses, en otra temporada, siguió vaciando. Y nada. Salvo la moldura.
-Otros tres meses, excavando, vaciando. Nada. Salvo la moldura de misterio.
-Otros tres meses, otra temporada. Por fin, algo. Un corredor. Al fondo del corredor, una caja con ofrendas, desde platos de barro a cuentas de jade. El fondo del corredor, ocluido por mampostería.
-Desarmó la mampostería.
-Detrás, un largo del corredor, como cripta, con huesos tan arruinados que no se supo si eran de cinco o seis esqueletos.
-En el fondo de la cripta, otra tapa, esta vez, una losa monolítica triangular ajustada al ángulo de la bóveda.
-Removió la losa. El 15 de junio de 1952.
-Guardada por la ante-cripta de los cinco o seis esqueletos, a 25 metros debajo del piso del templo, o sea a algo de 1 metro por debajo de la base del zigurat, el corredor ampliado en cripta, indudablemente final.
-Largo, 9 metros; ancho, 4 metros; alto, en el ápex de la bóveda de ángulo truncado, 7 metros. En relieves de estuco, nueve personajes ricamente ataviados; quizás los Nueve Señores de la Noche que ya encontramos en Comalcalco.
-En el centro de la cripta, una lápida sepulcral de 3,80 metros de largo, 2,20 metros de ancho y de un cuarto de metro de espesor, estimada a 5 toneladas, y, sobre todo, cubierta de un vertiginosamente complejo grabado.
-Apartada a duras penas la incómoda lápida en el exiguo espacio, un impresionante sarcófago monolítico, de 3 metros de largo, más de 2 metros de ancho, de algo de 1 metro de espesor de paredes, todavía sellado por una losa perfectamente calzada.