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La solución más o menos perfecta para dar una medida de satisfacción al público y para preservar un patrimonio irreemplazable, según el encargado de las réplicas, sería poner réplicas en el sitio de La Venta, poner réplicas aquí, en este bosque, y poner los originales bajo techo en un museo; todo ello, a causa de las bendiciones de esta gran civilización moderna nuestra que poco puede hacer sin contaminación del ambiente.

Así fue nuestro contacto con esa gente misteriosa de la cual ni el nombre que ella se daba a sí misma se conoce, y que fue etiquetada, sin razón orgánica para ello, y en idioma náhuatl, como Gente del Hule, Ol-Meca.

¿Qué idioma hablaban los - Olmecas, pues?

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Pasaron otros dos días muy atareados; felizmente, en un rincón del barrio distinguido que también nos sirve de dormitorio, con dos características: una, importante, silencio; la otra, vital, sombra. Y nadie, en los tres días que pasamos aquí, llamó la policía anónimamente, a la vespucciana, desde detrás de su cortinado.

Gente habla con nosotros. Un ingeniero agrónomo, director de una estación experimental de cultivos aprovechables donde hoy crece selva, cerca de Guatemala, nos invitó a visitar la estación, con hospedaje y comida de regalo - realmente podría ser interesante. Otro señor nos regaló una enorme sandía y cuatro cocos. Unos niños vinieron a hacer preguntas de gran importancia para ellos; todos, bien educaditos.

Sin la menor duda, no estamos en Vespuccia.

Naturalmente, fuimos al mercado. Nadie se va a morir de hambre, pero el ambiente es sorprendente. Por una parte, no hay variedad, y lo que hay es generalmente de calidad inferior: rabanitos huecos, manteca llena de agua. En contraste, no entendemos que aquí se encuentre pan de centeno integral y cuajadas que son cuajadas sin ningún agregado; si fueran marcas locales, se entendería, pero son marcas traídas desde Ciudad México; y no se entiende, pues, por qué no se consiguen en otras ciudades también.

A veces, también se consigue emociones fuertes en el mercado. Por ejemplo, en un recipiente, nos parecería suficiente especificar "Producto pasteurizado - se conserva a temperatura ambiente - una vez abierto, mantener en refrigeración y consumir dentro de 3 ó 4 días"; en vez, en el recipiente reza "Producto pausterizado - se conserva a temperatura ambiente - una vez abierto mantenganse en refrigeración y consumirlo dentro de 3 ó 4 días siguientes".