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Ya sabíamos que estamos en zona ganadera, pero, desde esta mañana, estamos todavía más convencidos de ello. Con sólo escuchar la radio, ya sabemos todas las posibles enfermedades que asechan a porcinos y vacunos, y ya sabemos qué remedios milagrosos hay que comprar para que vacas y chanchos crezcan prácticamente solos. En cuanto a campos, con ponerles fertilizantes de esta marca u otra, especialmente nitrógeno, prácticamente lo único que queda por hacer es sentarse y esperar que todo crezca solo. También nos volvimos expertos en los precios presentes y futuros de toda la zona y alrededores.

Además de zona ganadera, Mízuri también es zona de misiles intercontinentales: alberga parte de los 450 Minuteman II de Vespuccia, de un alcance, si estamos bien informados, de casi 11.300 kilómetros.

Estamos ya a pocos kilómetros de los Kansas.

Nos esperan dos visitas, hoy, en éstas. Mañana, una, en Lawrence, y una, en Topeka; y pasado mañana, una quinta, en Wichita.

Sabemos que estamos cerca de los Kansas sin haberlos visto todavía, simplemente por la mortaja de contaminación ambiental.

No nos sorprende ahora, si bien sí nos horroriza, ver docenas de chimeneas escupiendo la contaminación.

Durante el día, tuvimos nuestras dos visitas previstas. Ahora estamos parados para la noche, pasadas las dos ciudades de Kansas - Kansas/Missouri y Kansas/Kansas - en dirección al pueblo de Lawrence, nuestra próxima meta.

[1] La primera visita fue de una fábrica de jabón. Vimos cómo se hace jabón en pancitos, jabón granulado con detergente, y cómo se envasa jabón líquido.

En cuanto a jabón en pancitos, es exactamente lo mismo que hacer caramelos.

 Se mezcla los ingredientes y se los cocina en una olla de acero inoxidable - en este caso, de un tamaño de tres pisos de alto, y con un diámetro correspondiente - consiguiéndose así el jabón básico ya suficiente para que pueda cumplir su cometido de limpieza.

 Pero, siendo la naturaleza humana lo que es, y siendo las motivaciones de compra del consumidor lo que son, se le agrega a esta pasta caliente los elementos de vanidad, perfectamente inútiles del punto de vista funcional, y a veces hasta posiblemente dañinos para la salud: el color y el perfume.

 Luego, se pasa esta masa por una máquina que la enfría, de caliente a tibia, y la va estirando en forma de una tira del grosor que será de los pancitos.