Hoy, sí, viajando; y sin el habitual cascabeleo de motor, o la falta de potencia para evitar el cascabeleo - claro, por ahora, con nafta vespucciana de 93 octanos en vez de los 81 octanos mexicanos - y no nos extrañaría que haya otras diferencias entre estas naftas. 93 octanos para uso seguido, sería lujo inútil, pero así empezamos, para poder ir agregándole los 81 octanos mexicanos y mantener un octanaje promedio superior al mexicano durante el mayor tiempo posible.
Pancho Villa, en el pueblo Francisco Villa
La nafta mexicana ostenta, a no dudarlo, un aura cósmica; se llama NOVA; nos parece que, más bien, tendría que ser NO VA.
110 kilómetros de Matamoros. San Fernando. Lío.
No sabemos si grave o no, pero podría ser grave; la penosa certeza es que estamos inmovilizados, incapaces de movernos: por primera vez en tantos años y kilómetros de esta Expedición, tuvimos que ser remolcados, aunque sólo haya sido menos de dos kilómetros, a una gasolinera - gasolineras, en México, se parecen un poquito a los pequeños postos del Brasil. Se nos hundió el pedal del embrague; ninguna velocidad entra; incapaces de movernos.
Son las 18, está por anochecer; es sábado; demasiado tarde, hoy, para ocuparnos. Por lo poco que pudimos juzgar debajo del vehículo, es algo roto en las conexiones del pedal - por lo tanto, no dentro del embrague, por lo tanto, no lo peor que podría ser. Con característico positivismo, nos estamos convenciendo de que es sólo algo externo; pero no podemos no pensar en la posible necesidad de tener que hacer remolcar el vehículo a Matamoros y, quién sabe, por la frontera, a Brownsville.
Sobrevivimos el diferencial roto en Bariloche, sobreviviremos, sea como fuere, este problema. Pero la dificultad, la duda, es mucho más profunda que la circunstancia inmediata: con tantas interferencias, cada vez más drásticas - el primer retén de aceite, el segundo retén, la necesidad de volver a Matamoros, el diafragma al vacío, ahora esto, ¿no es ello una cadena de indicios cada vez más explícitos de que es tiempo de dejar la Expedición, de que tendríamos que dejar de abusar de nuestra suerte y de que no tendríamos que meternos en lugares apartados?
Primero, habrá que ver, mañana, qué pasó exactamente y, sobre todo, por qué. Pero mañana será domingo y, por otra parte, con nuestra infausta experiencia, aun con los augustos talleres de las ciudades, no querremos, en este pueblo, que nadie toque nada - sólo mirar y dar una opinión.
Por otra parte, hay, en México, los Angeles Verdes; los Angeles Verdes son una red oficial nacional de casi 300 camiones de auxilio caminero recorriendo todas las carreteras principales permanentemente, o sea, en la práctica, pasando por cualquier punto de una carretera dos veces al día, para prestar servicio mecánico gratuito de emergencia a los turistas y, por extensión, a cualquiera que lo necesite.