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Se revisó y aprobó las dos flechas; están bien. Se cambió el retén que perdía, y el balero que, por haberse aflojado en su sitio, había empujado el primer retén y el segundo. Se cambió, por la duda, también el balero y el retén de la otra flecha, si bien parecían todavía buenos - por pura estadística; ya habían funcionado valientemente desde Bariloche, por la Patagonia, Tierra de los Fuegos, otra vez la Patagonia, las pampas, la Amazonia, y todo lo demás. Se revisó y aprobó el sistema de auto-bloqueo del diferencial, víctima del aprendiz de Orizaba. Se soldó, con bronce, la fisura de la tapa del diferencial.  Se revisó los cuatro frenos.  Se cambió las bujías.

Compramos tres baleros y cuatro retenes de reserva; compramos de reserva el módulo electrónico y la bobina del distribuidor que ya no teníamos de repuesto desde Huejutla. Es demasiado vital tener repuestos cuando se los necesita y no se los consigue a 1.000 leguas a la redonda.

Ahora, falta ver si la práctica estará de acuerdo con nuestro teórico esmero.

Terminó el día de hoy con otro sainete dramático. Si se instituyera un concurso de historieta de lo increíble, a nadie probablemente se le ocurriría el siguiente guión.

Fuimos a hacer cambiar una llanta de un rin a otro. Cuando llegó el momento de inflar la goma - a 65 libras - no hubo manera de pasar de 32 libras; por más que se esforzara el gomero, no había manera; apretaba más, y cada vez más, la manguera sobre la válvula; pero nada; manifestamos nuestra incredulidad; preguntamos si el compresor tenía bastante capacidad; el muchacho, ¿qué sabía?; empezó a desenroscar a medias "esa cosita adentro de la válvula" "para que entre mejor el aire"; nos rebelamos; a la oficina fuimos a reclamar (no era una llantería de miseria, era una gran agencia de neumáticos); vino algún jefe: resulta que el idiota gomero trataba de inflar la cubierta con la manguera de aire sin el habitual acoplamiento de metal ...; con la conexión de metal, la presión subió a 65 sin problema. Cuando preguntamos, con incredulidad y exasperación, por qué lo había hecho sin el acoplamiento, "me había olvidado" fue su increíble respuesta ...

Mañana, "pasaremos del otro lado" - que es la fórmula, en Matamoros, para significar que se va a cruzar a Vespuccia.

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Segundo día "del otro lado", acopiando cosas que no se consigue en México, como ser, galletas de centeno y trigo integrales (de Alemania); galletas de centeno y comino (de Finlandia); galletas de trigo con sésamo y miel (del Japón); galletas de arroz pardo integral y sésamo (de Vespuccia); todas ellas, >>>>>>>>