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inmovilizados.  Y tiene el repuesto, o sea el sello.  También pedimos que se revisara un freno delantero que, ayer, calentó más que los demás.

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Día siguiente. Porque lo que pasó ayer en el taller, de las 10 de la mañana a las 20, podría ser un guión para un sainete o, mejor, un drama en tres actos. Pero, después de sufrir diez horas de drama de vida real, se pierde la vocación de dramaturgo.

En resumen.

Esperando que se empezara el trabajo del sello de aceite en la rueda trasera derecha, de repente notamos con asombro que un muchacho quería quitar la otra rueda trasera.

- ¿Por qué la quita?
- Para revisar el freno.
->¿Qué freno?; es el delantero derecho; además, para qué empezar con lo >>segundario y no con la pérdida de aceite.

Y buscamos al capataz para así decírselo.

- Muy bien; el sello, es rrááápido, cuatro tuercas y se saca la flecha.
- ¡Qué cuatro tuercas! Hay que abrir el diferencial y sacar un seguro para >>liberar el eje.
- ¡Noooo!  Son cuatro tuercas; rápido, va a ver.

Sabemos, por repetidas experiencias, que no es así; pero, a lo mejor, él conoce una maña que nosotros no conocemos; aunque parece bien improbable. Esperamos a ver qué pasa.

Con mucho trabajo, salieron las cuatro tuercas que nunca nadie tocó antes; con tanto trabajo, que se arruinaron sus bulones, y salió ... una lata de guardapolvo del freno.

Pues bien, ¿quién tenía razón?; más tarde se buscará bulones y tuercas nuevos, ahora, a abrir el diferencial.

En el momento exacto de quitarse la tapa del diferencial, nuestra atención estaba en otra cosa; además, quitar una tapa de diferencial no ofrece lugar a disparates; pero, en el momento siguiente, ya era demasiado tarde, ya había ocurrido lo impensable, lo absurdo, lo insensato - y lo irreparable: el aprendiz que había abierto la tapa del diferencial, sin perder un segundo, había empezado a sacar chavetitas y resortitos del delicado mecanismo de auto-bloqueo del diferencial, que estrictamente nada tiene que ver con el seguro del eje. Pegamos un salto y un grito, pero él no lo supo poner de vuelta. Y nadie supo ponerlo de vuelta, con resortes colgando ahí como símbolos de >>>>>>>>