Durante estos días, sólo ocasionalmente y por cortos períodos sintonizamos radiodifusoras de Ciudad México. Pero fue suficiente para notar la frecuencia de alusiones a la contaminación ambiental y a la necesidad de hacer algo para salvar a los niños (los adultos, se supone, que revienten). En una de las alusiones, un grupo de voces juveniles grita "Gracias por proteger nuestra salud". ¿Por qué no grita "Malditos por arruinar nuestro mundo - y su mundo - así"?
Ah, sí, hay un zigurat en Cholula; bueno - un mini-zigurat; se encuentra en un rincón de la propia plaza central, con escalinata y todo, de unos tres metros de altura; un esparcimiento para los niños - y muy concurrido. México, el país de lo arqueológico para todo uso.
Listo. Hacia los dos volcanes, y más allá, Tenochtitlán, con Cortés.
No, hoy no iremos, no sería cuerdo; Božka está más debilitada de lo que creía, esta madrugada, por estos dos últimos días de tos empeorada por continua actividad; será total descanso para ella en lo que queda de hoy. Habrá tiempo para quehaceres varios, desde engrase del vehículo hasta trabajos de oficina.
Y sí, hay tiempo para observaciones varias.
Observación 1.
Entre las imitaciones por parte de los países iberoamericanos de rasgos vespuccianos - habitualmente de los rasgos inconstructivos - vimos en México, por fin, una imitación constructiva, quizás innecesaria para académicos pero ciertamente útil para gente de poco saber: la eliminación del prefijo "in" en la palabra "inflamable".
Resulta que los Vespuccianos decidieron que el prefijo muy común "in" con el significado de negación como en "incalculable" - que no puede ser calculado - y el prefijo muy escaso "in" con el significado de producción o potencial de producción de un estado, como en "incandescente" - que puede volverse candescente - podían confundir gente de poca erudición, de manera que dicha gente podría entender el prefijo "in" de inflamable no como potencial de fuego, que es lo que significa, sino al contrario como negación de fuego, o sea no-flamable, no-incendiable, como en incalculable - lo que, evidentemente, en el caso por ejemplo de un líquido de fácil combustión marcado "inflamable" que se interpretaría como no-flamable, tendría consecuencias trágicas.
Hay que reconocer que, en este caso, por una vez, los Vespuccianos tienen razón. ¿Qué congruencia práctica hay en "incombustible" - que no puede prenderse fuego, e "inflamable" - que sí puede prenderse fuego? De manera que ahora, en México, vemos todos los camiones-tanques llevando líquidos o gases incendiables, marcados como "flamables" en vez de "inflamables", a la manera vespucciana.