incidentalmente, con casi todos los niños haciendo su caminata matutina, o algunos traídos en coche directamente de su casa, ninguno embrutecido por cien vueltas y paradas en un transporte escolar, con luces teatrales?
La primera madrugada, a eso de las 6:30, con los primeros albores, vimos algo fantasmal colgando en el cielo; muy lejos hacia el horizonte, muy alto, hacia el oeste. Nubes, no podía ser, por la angulosidad de la forma; cerro, no podía ser, tan alto en el cielo. Al rato, al girar el globo terráqueo, inclinándose diferentemente hacia el Sol, se corrieron los rayos solares hacia abajo y conectaron el fantasma en el cielo con su base en la tierra: era un cerro, el Iztaccíhuatl, de casi 5.300 metros, haciendo la famosa pareja con el famoso Popocatépetl, de alrededor de 5.450 metros, también bien visible desde esta plaza central - ambas altitudes, no nos hacemos ilusiones, más, o menos, el habitual implícito desconocido margen de medición, o será de estimación.
Qué contraste entre estos dos volcanes hermanos. El Popocatépetl, perfectamente cónico, como un volcán de buena familia; el Iztaccíhuatl, descalabrado como un hermano despreocupado de etiqueta. Por entre esos dos volcanes pasó Cortés; por entre esos dos volcanes, luego, pasaremos nosotros, Dios mediante.
La segunda madrugada, a eso de las 5:15, vimos, escuchamos, y disfrutamos, un grupo de unos doce jóvenes, tres de ellos, con guitarras, cantando - incluso con atisbos de división de las voces en bifonía con imitaciones de motivos melódicos. No trasnochadores, sino madrugadores perfectamente sobrios y educados. Al rato, se amontonaron en un coche, de aquellos para seis, todos los doce, y las tres guitarras; una hazaña de sardinas en lata, y se alejaron.
Lo muy curioso de Cholula - tan curioso como la capilla que no es una mezquita, y más curioso que la loma y su arqueología, porque no se ve en otra parte - es la encantadora cantidad de guitarras y guitarristas per capita. Docenas de guitarristas llevando sus guitarras. Vimos incluso, en un café, colgada en la pared del fondo, una guitarra, y, pegado en la pared de entrada, un cartel rezando "Si quiere tocar guitarra y hacerlo ya, agarre la guitarra y hágalo ya". Por colmo, son todas estas guitarras no de las chatas, recortadas teatralmente en plástico, amplificadas porque por sí solas no podrían producir sonido decente, sino de aquellas antiguadas, de antes de Colón, que realmente producen música.
Otra cosa que se da en abundancia en Cholula es enamorados ejemplares; enamorados románticos, olvidados del mundo alrededor, empero recatados, respetuosos entre sí, como no nos acordamos haber visto en tal uniformidad en todas las parejas en otra parte.
Es realmente incongruo que aquí, en Cholula, con la matanza por Cortés muy presente en la mente de todo el mundo, haya carteles colocados por el ayuntamiento, como no vimos en lugar alguno anteriormente, exhortando que cada habitante sea ... cortés con forasteros.