El mero hecho de que tantos Cholultecas se hayan presentado inocentemente sin armas no refleja un ambiente de confabulación para una trampa. ¿Por qué, entonces, acaeció, en verdad verdadera, esa matanza aparentemente gratuita dentro de los propósitos de Cortés?
Escuchamos de varias fuentes independientes que, a pasos de la Plaza Central de hoy, en el predio delimitado por la iglesia San Gabriel, la Capilla Real y un grueso, alto, largo muro a la calle, cuando se escarba, todavía siguen apareciendo huesos; el osuario de aquella carnicería; lo que, finalmente, nos fue confirmado por los Franciscanos, quienes hasta nos mostraron el lugar, ahora dentro de su convento.
Una cosa que confundía a los paraborígenes era que esos forasteros llevaban cruces, el conocido símbolo de las cuatro fuerzas básicas del universo, y tenían indudablemente poderes mágicos ya que tenían un cordero muerto hacía 1.500 años y sin embargo siempre vivo en una oblea de harina y siempre sacrificado y siempre vivo.
Contribuyó todo ello al hundimiento de Motecuhzoma II en sus presentimientos
de desastre y a su convicción de que éste era realmente el dios profetizado. Los propios oráculos de Moctezuma le profetizaban ahora la destrucción inevitable de Tenochtitlán ...
Y él no sabía qué hacer.>17■
Fue en tal ambiente que Cortés reanudó su marcha hacia la capital azteca.
CH Antes de seguirle las pisadas, he aquí unas observaciones nuestras en Cholula.
En el Cholula de hoy, nada queda de los 400 teocalis, eventualmente hechos polvo por los invasores; pero la loma de Quetzalcóatl todavía está: ésta, los invasores no pudieron obliterarla; por lo menos la subyugaron, construyéndole una capilla encima, la capilla de Los Remedios.
Construyeron otros edificios religiosos, pero nunca los 400 prometidos por Cortés como desafío retroactivo a los 400 teocalis.
Visitamos la iglesia San Gabriel, la Capilla Real y la loma de Quetzalcóatl/Quetzalcóhuatl.
CH La iglesia San Gabriel tiene fama de parecer una fortaleza. Por fuera, su severidad, terminando en un motivo de almenas, incluso con contrafuertes, es sinónimo de fortaleza; pero, por dentro, sus consabidas decoraciones eclesiásticas son la negación de fortaleza. El día que queramos comprarnos una iglesia-fortaleza de verdad, nos compraremos aquella de Huejutla, fortaleza por fuera, fortaleza por dentro.