llamado Xico Viejo para distinguirlo de este Xico Nuevo - si bien era entonces capital y fortaleza de esta zona conocida por Xicochimalco, hoy es no más que un rancherío perdido a ocho kilómetros de aquí.
Aquí, Cortés no tuvo dificultades; al contrario, recibió abundantes provisiones
contra los Aztecas.
Vamos a pernoctar aquí.
Y las ronchas; se van reduciendo en base, pero aumentando en altura, con una pústula en cada una, reventando a veces con un poco de líquido blanco.
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Esta mañana, luchando, por el camino de Cortés, hacia Ixhuacán. Ayer, nos había parecido cuerdo no enfrentar este trecho, posiblemente aleatorio, sino con muchas horas por delante; ahora vemos cuánta razón teníamos.
Topografía, de vistas restringidas por laderas inquietas.
Camino, terrible, muy sinuoso, con subidas - casi todo es subida - a veces excesivas; pura piedra, a veces, roca en vivo. En las subidas excesivas, es una situación sin mucha solución porque la inclinación requeriría un mínimo de impulso, pero las piedras no lo permiten. En primera, en segunda, en primera, en baja.
En cuanto a vegetación, es, parte bosque natural, parte pastajes, y parte cafetales; se nos ocurre que - por lo visto en tantos lugares de cafetales - éstos parecen sinónimo de zonas pintorescas.
Cafetos después de Xico, con algunas "cerezas" ya rojas
Se puede ir juzgando los cambios de altitud por los cultivos. Ahora, es zona de papas.
Alcanzamos Ixhuacán; más completamente - de los Reyes, según vemos; pueblito tranquilo - claro, con lo aislado que está - pero con tres iglesias. Las tres, de construcción vieja, pero una de ellas, de espíritu muy al día:
+ por una parte, tiene un decorado alrededor de su estatua más importante, en la más moderna técnica de iluminación polícroma de neón;
+ por otra parte, en vez de los dos altares principales hoy en día comunes - uno, el original y elaborado contra la pared, pero condenado a su abandono por nuevas directivas eclesiásticas, y otro, una mesada funcional dirigida hacia la feligresía - del viejo altar, ni vestigio tiene, como si nunca hubiese existido, y sí, se siente confortable con su moderna mesada como si se la hubiese construido junto con la iglesia.