Hoy, continuación del museo; y el resumen.
Excelente impresión, por contenido y por edificio. Se dedica a las tres culturas precolonenses de esta parte del golfo de México, huasteca, totonaca, olmeca.
1. En lo huasteca (territorio incluyendo Teayo - si bien Teayo, como sabemos, es una complejidad todavía no elucidada), nada nuevo para nosotros; y de todos modos, lo menos interesante de los tres.
2. En lo totonaca (territorio incluyendo El Tajín - si bien El Tajín, como sabemos, es una complejidad todavía no elucidada), de gran interés, a veces fascinación.
Especialidad: trabajo desafiante del barro, como si tuviese la cohesión y maleabilidad de metal blando en láminas; con asombrosas "esculturas", desde reducidas figuritas hasta estatuas tamaño humano natural hueco; asombrosas en vitalidad, fuerza estética, variedad de expresiones, multiplicidad de detalles, virtuosidad técnica, haciendo hacer al barro lo que el barro no tendría que ser capaz de hacer.
Notables entre las notables, son las "esculturas" - a veces de cabeza sola, a veces de cuerpo entero - absolutamente irresistibles en su expresiva y traviesa hilaridad; su denominación oficial de "caras sonrientes" es absolutamente inadecuada. Mirándolas, es cuando se comprende que la risa es contagiosa; no se puede no sentirse bien. Habría que llamarlas por lo menos caras "reidoras" porque no solamente sus bocas ríen sino que también sus ojos almendrados ríen.
¿De qué se reirá?
Y habría que agregar otra palabra a la denominación, una palabra que seguramente existe en terminología antropológica pero que no conocemos, una palabra que destaque lo asiáticamente almendrado de los ojos, ciertamente ni europeos ni mongoloides típicos.
Y con ello no terminan las involuntarias visiones asiáticas. Entre los humanos de barro tamaño natural, algunos llevan tocados fantasmagóricos, aparentemente sacados directamente de la indumentaria de la ópera clásica china.
Cuántas veces, en cuántos lugares, y en cuántas formas diferentes, tropezamos ya con reminiscencias asiáticas.
Por otra parte, no faltan los ubicuos sellos de barro moldeado para hacer impresiones; sellos, chatos, siglos antes de Gensfleisch/Gutenberg, y cilíndricos, siglos antes de las rotativas modernas.
Tampoco faltan los misteriosos objetos con las ruedas que sus hacedores precolonenses "no conocían".
Otro animalito "con ruedas"
3. En cuanto a los Olmecas, ya que tendremos muy próximamente un contacto directo con sus ex-territorios y su cultura, consideramos lo de este museo >>>>>>>>