el irresistible doble gancho, de codicia (Villa Rica) y de religiosidad (Vera Cruz). Bien se podría estirar y precisar el nombre en Villa Rica de la Vera Cruz y Vera Astucia.
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Así todo arreglado, fue tiempo para Cortés de regresar a Cempoala a recoger sus aliados y emprender la marcha hacia el misterio azteca. A Cempoala regresó.
A Cempoala regresamos.
Aquí, Cortés juntó sus fuerzas: 400 hombres de sus 550 (por haber dejado 150, de guarnición, en Villa Rica de la Vera Cruz y Vera Astucia); más los ex-marineros de los ex-barcos; con caballos, perros, mini-cañones y demás pertrechos; más 400 Totonacas como guías y aliados vengativos - y, aun sin invitación del emperador azteca, decide salir para Tenochtitlán. Pizarro, más tarde, en el Perú, tendría solamente 200 hombres más bestias y pertrechos traídos por sólo tres barcos.
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Aprovechando comentarios de los Totonacas, decide pasar por el territorio de los Tlaxcaltecas, por ser éstos también enemigos inveterados de los Aztecas, además no subyugados, como enclave en el imperio azteca, y, por lo tanto, probables poderosos aliados.
El derrotero cortesino y las rutas de hoy no coinciden siempre exactamente, pero la dirección general con sus grandes curvas es la misma. Vayamos.