* Y este tema trae otro tema.
De lo susodicho, resulta que la partícula que, desde los Griegos antiguos hasta la primera fisión, hace pocas décadas, se consideraba a-tómica, en realidad pertenece a dos mundos; al mundo de la física, en su sentido restringido, y en este sentido, es la base de todo lo demás, y al mundo de la química, en su sentido tradicional, y en este último sentido, es el primer eslabón del mundo químico.
Y resulta que, si bien el antiguo átomo, como parte del mundo físico en sentido restringido, ya no es la unidad más pequeña, ya no es átomo, porque fue partido por fuerza física en el sentido restringido, sin embargo, como parte del mundo químico, sigue siendo la unidad más pequeña porque ninguna fuerza química lo puede dividir, y, en este sentido, el átomo de antaño sigue siendo átomo.
Se confrontan la argumentación de que el antiguo átomo sigue átomo, ya que no puede ser dividido químicamente, y a pesar de haber sido partido por medios físicos en el sentido restringido, y la argumentación de que el antiguo átomo es ahora un exátomo, ya que fue partido por medios físicos, aun cuando en su naturaleza química sigue átomo.
* En cuanto a la instalación con 10.000 componentes, y una fiabilidad en cada componente del 99/oo, su fiabilidad global, o sea probabilidad de que todo funcione correctamente, al mismo tiempo: 0,0001/oo. Por ello, una instalación como Fermilab, para tener una confiabilidad global utilizable, necesita componentes con confiabilidades individuales de 99,9999/oo.
* Y puede ocurrir que, aun con todos los ingredientes perfectos, el conjunto se paralice o ni siquiera quiera arrancar - y por razones ridículas en ambiente tan exaltado.
Un caso fue de los electroimanes. Todos los electroimanes, probados y aprobados antes de instalación. Instalados. Pero cuando se electrificó el conjunto, cortocircuito en la mitad de los electroimanes. Y seis meses para reparar los daños. Es que la instalación de los mil, más o menos, imanes se había efectuado en época fría, y la activación global ocurrió en verano - o sea después de que el cambio de frío a calor en el túnel de los imanes haya ocasionado una condensación tal que empapó los electroimanes.
Otro caso fue de las virutas. También en los primeros pasos de las operaciones. Cuando, finalmente, pusieron el acelerador grande, o sea IV, a funcionar, los protones no habían recorrido más que pocas vueltas, cuando la cosa se rebeló. ¿Culpable? Según se descubrió más tarde, virutitas de metal microscópicas y otras suciedades descuidadamente dejadas durante el soldado de los mil segmentos de acero del tubo para los protones.