resurrección de gratos recuerdos de maravillosas olfateadas en varios lugares similares, donde quien no sabe no lo esperaría.
Ah, pero, otra vez campos - de pastos naturales, labranzas, plantaciones de durazneros.
A nosotros nos parece a la vez normal y notable la presencia de topónimos españoles: Pedernales, Chaparral, La Quinta, etc.
Empeoró la intemperie a temporal.
Fredericksburg. Felizmente, hay un pequeño aeropuerto, más bien una pista entre los campos. Aquí vamos a pernoctar. Mañana, la nueva velería.
Recién, nos llevamos sorpresa tras sorpresa por radio.
~ Apenas habíamos empezado nuestro habitual análisis de las ondas radiales, que tropezamos con una emisora en castellano.
~ De inmediato pensamos en la gran ciudad vecina de San Antonio; probablemente una estación local en castellano, lo que no sería nada extraño.
~ Pero, poco a poco, empezamos a tener dudas: la manera de hablar, no exactamente igual a la manera de hablar de los Mexicanos de Texas; los productos anunciados, de marcas desconocidas; llegamos a la conclusión y convicción de que eso tenía que venir de México, a pesar de la gran distancia mediante, especialmente en frecuencia modulada.
~ Eventualmente, tuvimos la confirmación: era una estación de Villahermosa; pero Villahermosa es una denominación más que ubicua, puede haber muchas Villahermosas, así que, de dónde en México venía, no sabíamos.
~ Pero progresivamente se nos fueron juntando indicios: hubo un anuncio de un Hotel Maya, hubo un producto de nombre Olmeca, no podía haber mucha duda - sorprendente como era sintonizar aquí una emisora de México, tuvimos que aceptar la sorpresa mucho mayor, que venía de lejísimos dentro de México, de la Villahermosa en Tabasco, del otro lado del golfo de México; y, eventualmente, tuvimos la confirmación formal: escuchamos "Villahermosa, Tabasco". ¡Absolutamente increíble!
Y no sabíamos qué nos esperaba. Al rato, decidimos seguir deambulando por las ondas radiofónicas; al instante, tropezamos con otra radioemisora en español, y otra, y otra, y otras. Una, se identificó como de Puebla; otra, del Distrito Federal o sea Ciudad México; otra, de Puerto Vallarta, en Jalisco. De varias otras, no conseguimos la identificación mientras escuchamos. ¡Absolutamente increíble!
Y no sabíamos qué nos esperaba. Tropezamos con otra radioemisora, radioemisora que no necesitó identificación: estaba toda llena de quetzales y de topónimos de Guatemala; y eventualmente se identificó como de La Antigua, Guatemala. ¡Absolutamente increíble, tal distancia en frecuencia modulada!