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Hoy, por fin, las fotografías de las velas; pero ¡qué lucha! Sin Sol; apenas una luminosidad a través de las nubes; quizás sea mejor así para evitar sombras demasiado abruptas; pero el viento, por ráfagas, moviendo todo, desde la tela de fondo hasta la propia cámara; ¡qué barbaridad!

Los secretos detrás de la fotografía

¿Salir ahora?  No; mejor, saldremos mañana.

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Esta mañana, otra vez mal tiempo.  Así o así, hacia Fredericksburg.

Pero lejos no llegamos. Encontramos un gran centro comercial, muy cómodo, a tal punto que se nos ocurrió hacer ya compras necesarias para México y más allá, desde nueces de varias clases a repelente de mosquitos de la mayor concentración práctica, y la más difícil de conseguir; según leemos en un vaporizador que todavía tenemos de Canadá, 40/oo de N.N-Diethyl-m-Toluamide (DEET), sin entender su significado, con todas esas crípticas iniciales, pero sabiendo que da resultado excelente, mejor, de lejos, que cualquier otro producto.

Muy curiosamente en una economía ofreciendo tan ampliamente de todo como la vespucciana, una cosa que ya ni buscamos es platos sueltos de plástico; platos de plástico en juegos, sí hay, y bonitos; o de papel, o de loza, pero de plástico, sueltos, no; nuestra próxima esperanza es México.

Y aquí mismo estamos por pernoctar.

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Esta mañana, hacia Fredericksburg. El mal tiempo no afloja, hay que aceptar que estamos en invierno; por lo menos, no tenemos burracos tipo amazónico frente a nosotros.

Al oeste de Austin, no más llanos ni pastajes al infinito; suaves serranías al infinito, alfombradas de árboles bajos, compactos, con torceduras en sus ramas, y miniaturización en sus hojas; también hay juníperos; todo un anticipo de semi-aridez con sesqui-fragancia, a pesar de esta llovizna de época; >>>>>>>>