constelaciones. Realmente, como una réplica de la profundidad y de la complejidad del universo - en un par de días, seguramente nos habremos librado de la influencia compulsiva del centro espacial, pero es que la analogía pega tan bien.
Tan fascinante, esto, como un firmamento nocturno, pero no por sus estrellas individuales sino por las joyas y nubes de estrellas pulverizadas en varias profundidades del infinito.
Y ahora, otro asombro - visual y auditivo, todo a la vez - cautivó nuestra percepción, en total exclusividad, durante quién sabe si tres segundos o diez segundos. Uno se olvida del mundo y del tiempo.
Es que, eventualmente, esas escuadrillas, nubes, galaxias, poco a poco se fueron asentando en tierra, junto a las muchedumbres ya en el suelo, y todo parecía haberse calmado, cuando, en no más tiempo que el necesario para la primera letra de santiamén, por un impulso común - ¿qué o quién guía el comportamiento comunal animal? - estos miles de gansos levantaron vuelo con un ruido de alas estupendo en su magnitud y profundidad. Fue sólo cuando se alejó el vuelo y aminoró el fragor de alas, que se empezó a escuchar la cacofonía de graznidos, suficientemente estridentes para ser audibles desde lejos.
Y ahora, un rato más tarde, la efervescencia de gansos volvió, y está posada nuevamente en tierra; no hay un solo pájaro en el aire. ¿Qué, en verdad, gobierna estas decisiones colectivas - o es la decisión de uno, seguida colectivamente?
Nosotros sabemos dónde ver los gansos porque los vimos aterrizar; parecen un alfombrado un poco movedizo cerca de una laguna; pero quien pasa por aquí ahora, nada sabe; ni una pluma en el aire; sin embargo, miles de gansos en el suelo.
Son gansos del norte, tal vez del Canadá; y ésta es su residencia de invierno; demasiado astutos, los gansos, para pelear con el frío.
- "Este año, llegaron con seis semanas de atraso", nos informó un lugareño que >>tuvimos la suerte de detectar en esta tierra an-antropa.
- ¿Qué o quién decide atrasar o adelantar el inicio del viaje?
- "Y se irán en febrero/marzo, grupo por grupo, como llegaron."
Pero qué espectáculo del alba de los tiempos, y qué sonido, esos miles y miles de alas a la vez.
Sigue la calma. Hacia Austin.
Es un poco tarde para entrar a una ciudad - según nuestra política habitual - pero es un poco temprano para parar ya. ¿Qué hacer? Vamos.