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desprovista, aun como edificio, de cualquier detalle que pueda tener algún significado, aun estético. Son las ocho paredes y el techo, y estrictamente nada más. Ningún decorado, aunque sólo sea anónimamente geométrico. Ninguna elegancia de forma; ni siquiera calidad de materiales o terminación. Nada para engrandecer o inspirar. Si no fuese que se dice que es un lugar para religión, podría ser más fácilmente un depósito o galpón.

El templo bahá'i que vimos en Panamá es perfectamente anónimo, abstracto, en término religioso, pero qué exaltación para cualquier religión.

Adentro de este octógono, cuelgan 14 lienzos sobre bastidores, llamados pomposamente, por aquí, cuadros, pero, en realidad, solamente lienzos cubiertos de un color de fondo, a primera vista fúnebremente negro, a segunda vista lúgubremente morado-nocturno, amarillo-nocturno, etc.; como un color de fondo a la espera de un cuadro por encima; pero nada aparece, sólo la lobreguez. Especulamos, con buena voluntad, que quizás sean fondos pictóricos sin temas específicos para dejar a cada cual, con bastante poder de meditación, la posibilidad de proyectar sus propias visiones.

Pero, al salir del recinto, nos encontramos con una "escultura" representando un obelisco roto - con su ex-punta, hacia abajo, y su parte rota, hacia el cielo, como desafiando o culpando la deidad. ¿Qué inspiración, qué elevación, hay en algo roto?

El casco de la capilla es una cueva de morbidez; el obelisco roto, en cualquier otra parte, sería otra chatarra tomándose en serio pero, aquí, es una formal expresión de destrucción; y la combinación de morbidez y de destrucción genera depresión.

Y al caminar unos pasos más, nos encontramos con otra "escultura" metálica, algo como un crucifijo tumbado, y roto en su caída. Del casco mórbido, al obelisco roto, a esto, bajamos al fondo de una manía depresiva, negativa, destructiva.  ¿Semejante ambiente, para un cruce de religiones?  ¡Brrr!

Por otra parte, naturalmente, también tuvimos nuestra entrevista con el diario local.

Vamos a pernoctar por última vez en nuestro aeropuertito a media hora del centro, donde, todas estas noches, gozamos de la hospitalidad de su administrador.

Mañana, será hacia nuestra próxima meta, la ciudad de Austin.

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Esta mañana, hacia la ciudad de Austin, donde esperamos ver unas cabezas extrañas, si es que realmente existen.