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Basta ver, comparativamente, en la gravedad, mayor, de la Tierra, y en la micro-gravedad del espacio cósmico, una cosa tan liviana y aparentemente tan ajena a la influencia de la gravedad como una llama; en una llama libre y tranquila como ser de una bujía, se lo ve mejor: la consabida apacible forma de la llama, un poco panzuda en su base, cerca de la mecha, y elongándose en un tímido medio-huso, no refleja la personalidad verdadera de la llama, es la forma de una llama encadenada hacia abajo, esclavizada por la gravedad; en micro-gravedad, la materia de la misma llama, casi libre de atracción descendente, no se aplasta en una base panzuda y en un medio huso; se estira libremente, desde una base puntiaguda en un esbelto huso completo. Excelente ilustración del poder de la gravedad, y de los beneficios irreemplazables de lograr, en ciertos casos, escaparle y refugiarse en micro-gravedad.

Entre las disciplinas que mayor experimentación bajo micro-gravedad recibieron y reciben, y son de utilización práctica más inmediata, se puede citar: el cultivo de cristales artificiales (cultivo, porque los cristales artificiales más se "cultivan" que "fabrican" porque, literalmente, crecen); la producción de tipos especiales de metales, vidrios y cerámicas; el procesamiento de materiales biológicos y farmacéuticos; el comportamiento de fluidos - líquidos, gaseosos y viscosos; según sigue.

* Cristales artificiales. Estos cristales, cultivados en base a elementos como ser yoduro mercúrico, indio, antimoniato, sulfato de triglicina, silicón, son partes cruciales de proyectores supuestamente laser (¡rip!), sensores de radiaciones, super-procesadoras, y otros aparatos electrónicos y ópticos.

La dificultad está en que un funcionamiento óptimo de los cristales exige una uniformidad de estructura y de forma, y una pureza, inalcanzables en la gravedad de la Tierra: mientras los cristales crecen, la gravedad les deforma sus caras externas y/o su cristalización interna; además, se contaminan de impurezas del contenedor donde están. En micro-gravedad, casi no más caras torcidas, no más cristalizaciones falladas - casi perfección; en cuanto a las impurezas, ya que, en micro-gravedad, el cristal se coloca y mantiene en suspensión en el aire por ondas acústicas, y por lo tanto no necesita contenedor, no más contaminación por contacto con un contenedor. Uniformidad de forma, y pureza, más allá de lo posible en Tierra.

* Metales. En la gravedad, mayor, de la Tierra, una aleación metálica realmente íntima y homogénea es más un deseo que una realidad porque metales tienen sus diferentes densidades y, en la aleación todavía líquida, antes de su solidificación, los diferentes metales se van separando por sus diferentes densidades bajo la atracción de la gravedad, en un conglomerado cada vez menos homogéneo, más tosco, con la consiguiente desvirtuación parcial del propósito original de la aleación, hasta que, por fin, la solidificación pare el proceso de separación.