irritación de los ojos, fiebre, escalofríos; se las tildó de hipocondríacas. Pero las pocas personas aumentaron a centenares; y las quejas aumentaron a erupciones, náusea, pelado de la piel, desfallecimiento, entumecimiento de los dedos, tos y asma; naturalmente, la inercia burocrática no pudo esconderse más detrás de hipocondría.
Se trajo experto, y experto tras experto, porque ningún análisis de posibles emanaciones tóxicas - de plásticos, de alfombrados sintéticos, de copiadoras, y vaya a saber qué más - ningún análisis médico de los afectados, traía una respuesta. Hasta que, un buen día, un experto, quizás un poco menos obnubilado por alta tecnología, descubrió que el aire adentro del edificio estaba infestado por algo mucho más simple y antiguo en este planeta que plásticos y demás: una densidad de moho cien veces mayor que la presencia natural de moho en la atmósfera; y todo ello, por haberse construido dicho edificio, por economía, sin ventanas y sin ventilación artificial adecuada. Eso, en un país subdesarrollado no podría ocurrir, siempre que el país precie su supuesto subdesarrollo y deje entrar aire de verdad y sol de verdad por ventanas de verdad.
~ También escuchamos hablar de "penurbio". Pen-urbio es un lugar más alejado de las grandes ciudades que suburbio, pero, más que un lugar físico, es una filosofía de la vida - que parece ser, por lo que escuchamos, la última ola de sueños de moda entre los millones de citadinos agobiados por la deshumanización de las grandes metrópolis; un estilo de vida humano, en el cual uno no se llena de dinero pero en el cual hay tiempo, para saber dónde se vive, con quién se vive, y para disfrutar de ello día a día. Eso es penurbio; un sueño ahora de moda entre pocos en Vespuccia, pero, se nos ocurre, una realidad palpable y diaria para muchos en los países que los Vespuccianos tanto desprecian.
No, no nos vamos a quedar aquí para la noche; nos vamos a mover unos kilómetros en nuestra dirección de mañana, hacia un pequeño aeropuerto que será nuestro dormitorio. Hasta ahora, los pequeños aeropuertos siempre resultaron agradables.
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Esta madrugada, incluso antes del amanecer, la radio nos propinó un programa de "serenata" del "amanecer" (sunrise serenade), y con qué grandilocuencia anunció el locutor esta estupidez, habitual en Vespuccia. Proponemos un nocturno del mediodía.
Y ahora, hacia nuestra próxima meta, la ciudad de Palo Colorado. Claro que así no figura en los mapas; en inglés, sería la ciudad de Red Stick; pero tampoco así figura en los mapas. En los mapas, es Baton Rouge. A eso vamos, a Baton Rouge, con la esperanza de aprender algo de cómo puede haber habido diez >>>>>>>>