•) Como otra ilustración, y final nuestra, de qué pasa con los protones acelerados en la última fracción de segundo, hay el caso de los neutrinos.
En el torrente de protones acelerados, neutrinos no hay; sin embargo, neutrinos, con energía en los centenares de miles de millones de electrón-voltios, son uno de los principales medios investigativos. ¿Entonces?
Entonces ocurre lo siguiente.
→ Se intercepta el torrente de protones con un objetivo de acero. La colisión - que hay que considerar, más exactamente, no con el objetivo como objeto palpable sino con la estructura sub-exátomica del material - produce un torrente de toda clase de partículas, incluyendo pi-mesones e incluyendo kaones.
→ Se guía y fuerza este torrente de partículas diversas, siempre por electroimanes, hacia, y por, un tubo al vacío de unos 300 metros de longitud. En el trayecto entre la colisión y el fondo del tubo, los pi-mesones y los kaones decaen radioactivamente en muones y neutrinos.
→ El fondo del tubo detiene todas estas varias partículas salvo los neutrinos, y las obliga a disiparse en un respaldo de tierra de un kilómetro de espesor.
→ Mientras tanto, los neutrinos, con su tremenda capabilidad de penetración, ni se dieron cuenta del fondo del tubo ni del kilómetro de tierra, y emergen del otro lado - y ello, no con una energía de nivel único sino en dos bandas de energía, por sus dos diferentes procedencias: neutrinos originando en pi-mesones y neutrinos originando en kaones tienen diferentes energías.
Y se puede, finalmente, empezar a investigar.
•) Y hay otros puestos de investigaciones con sus propios requerimientos, tales como investigaciones de fotones, muones, hiperones, y otros.
Hasta aquí, lo fabuloso conocido, porque en operación desde hace once años, desde marzo de 1972, cuando corrió el primer torrente de protones, con una energía de 200.000.000 de eV.
Pero ahora hierve la fiebre de lo fabuloso desconocido, la fiebre de un nuevo acelerador, de potencial energizante vastamente superior - de misma circunferencia que la etapa IV tradicional, de hecho instalado en el mismo túnel, pero con la novedad de los electroimanes superconductores.
El potencial energizante de este acelerador superconductor es doble del potencial del acelerador de la etapa IV tradicional, llegando no a 500.000 millones sino a 1.000.000 de millones de electrón-voltios; lo que, en unidad más apropiada a tal cantidad es un TeV, o sea un tera-electrón-voltio.