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fueron el convento de las Ursulinas, y la residencia de un tal Charles Gayarre.

Cuando se reconstruyó el Barrio, mejor dicho un Barrio, fue en estilo español, ya que, a la sazón, Nueva Orleans estaba bajo soberanía española.

⇔  El nuevo Barrio - ya no francés sino español, pues - fue, a su vez, arrasado por incendio, en 1794. Esta vez, de lo antiguo francés quedó solamente el convento de las Ursulinas.

⇔ Cuando se re-reconstruyó el Barrio, fue otra vez bajo soberanía española y en estilo español.

⇔ Cuando, en 1800, Francia recibió su Nouvelle-Orléans de vuelta de España, fue por demasiado corto tiempo para dejar una marca.

⇔  Es que pronto, en 1803, vino la soberanía vespucciana.

De manera que, en el mítico, ficticio, Barrio Francés, hay más español antiguo que francés antiguo; en lo español, el Cabildo, el Arsenal, el Calabozo; en lo francés, tan sólo el convento de las Ursulinas, sobreviviente de los dos incendios. Eso sí, el convento, por haber sido terminado en 1734, es también el edificio francés más antiguo de todo el valle del Mísisipi, por donde habían bajado desde Québec los invasores franceses.

De manera que todos esos edificios reverenciados como venerablemente antiguos y franceses datan, en realidad, de la primera mitad, y hasta de la segunda mitad, del siglo XIX, cuando, hacía mucho, no había más Franceses en la por entonces New Orleans.

Aun la "antigua" Aduana fue construida en la década de 1840. Aun la residencia del propio arquitecto de muchos de esos edificios falsamente venerables data de ... 1857.

Hasta hay edificios de construcción reciente "en el estilo de" los años 1830.

No es de extrañar, entonces, que hayamos visto, con bastante sorpresa y consternación, la fealdad de las escaleras metálicas externas de escape de incendios en la fachada misma de edificios, entrelazándose con la fealdad de las altas, estrechas, ventanas de guillotina que nunca se puede abrir a más de la mitad de su superficie; entrelace de fealdades tan típico de cierto estilo urbano ni francés ni español sino vespucciano.

Por lo menos, en las esquinas de ciertas calles, hay placas rezando "Cuando Nueva Orleans era la capital de la provincia española de Luisiana, esta calle se llamaba ..."

En resumen, una vaciedad. Y no pudimos no pensar en Acapulco; por la cara de los turistas buscando dónde, en qué, agarrarse: a pesar de la alta densidad de >>>>>>>>