No hay tiempo para poner en orden las notas y las impresiones. Tenemos que apurarnos para cruzar hacia el norte el lago Pontchartrain por el puente más largo de la Tierra antes del anochecer si es que queremos, ver el ambiente, y luego tener tiempo todavía para encontrar dónde pernoctar.
Estamos encaminados por el puente. Impresión un poco extraña.
Sabemos que tiene 38,5 kilómetros de largo. La denominación de "puente" parece inapropiada; es una carretera sobre miles y miles de pilotes, corriendo cada vez más agua adentro. ¿No sería, más apropiada-, y literalmente, un vía-ducto? Extraña sensación, en verdad.
Llegamos totalmente fuera de vista de tierra; por todos los lados, de costados, atrás, adelante, sólo agua. Aquí, encontramos la impresión de viajar en total aislación en el medio del agua que pensábamos encontrar, pero no encontramos, en la carretera de los cayos de Florida. Cada 800 metros, sistemáticamente, hay un radio-teléfono para llamar auxilios. Electricidad, por panales de células solares.
Por fin, apareció, todavía confundido con el horizonte, el litoral norte del lago.
Va adquiriendo altura y presencia, exactamente como cuando un barco de altamar se va acercando a tierra firme.
Ya está.
Y no muy lejos de la cabecera del puente-carretera, hemos encontrado un lindo dormitorio de altísimos pinos con, muy apropiadamente, una espesa alfombra de agujas.
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Esta mañana, primera cosa, las notas de New Orleans.
NO En cuanto al Barrio llamado Francés, germen y alma de la Nueva Orleans - marcado en los mapas locales como Vieux Carré (Viejo Cuadrado), si bien es un rectángulo no cuadrado sino bien oblongo - es otra pura descarada trampa para turistas.
A pesar de la mitología popular, cuidadosamente fomentada, promovida, cultivada, por intereses creados, todo es, salvo la única excepción notada más adelante, puro cuento de ficción.
A saber.
⇒ El auténtico Barrio Francés simplemente desapareció del mapa, arrasado por incendio, ya en 1788. Los dos únicos edificios franceses que sobrevivieron, >>>>>>>>