a suicidio lento, qué delicia adicional debe de ser deleitarse con un caramelo o un chocolatín procesadorizado.
Conviene aclarar que, en la fábrica de Cereales Manipulados, también tuvieron la gentileza de aprovisionarnos con sus productos - y también les quedamos sinceramente agradecidos por la amabilidad - pero que, en auto-defensa, tampoco probamos bocado.
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Esta mañana, vemos que el lugar donde dormimos no está mal, un poco en receso de la ruta, tranquilo. Es la entrada a un parque estatal. No es que estos parques estatales sean gran cosa; de hecho, en verano, son villas miserias estivales donde los veraneantes están apretados, cada familia en su lugarcito de acampar, como sardinas en lata, y cada lugarcito de acampar, en íntima proximidad de intrusión visual y auditiva con sus vecinos; pero nosotros tenemos la suerte de estar viajando en invierno, por lo que, naturalmente, dichos parques están totalmente vacíos y abandonados; en realidad, están cerrados; nosotros nos quedamos a la entrada delante de la tranquera cerrada - pero, para nosotros, es esto más que suficiente; en realidad, nos resulta infinitamente mejor así que lo que tendríamos que aguantar con la muchedumbre estival.
Inspiración irresistible: nos vamos a quedar, para tratar, otra vez, de recuperar aunque sea una pequeña parte del abrumador atraso que tenemos en todo. Es el precio que tenemos que pagar por el hecho de que esta Expedición nos está resultando mucho más densa e interesante de lo que nos habíamos animado a esperar.
A ver las notas de Fermilab.
Antes de empezar, una noticia por radio, esta mañana. La no sorprendente noticia, pero importante noticia para nosotros, de que salió a luz que, en el estado de Missouri, hay una elevada cantidad de lugares suficientemente envenenados por contaminación química como para que intervenga el gobierno federal; linda noticia para las víctimas, y muy poco oportuna para nosotros, a poco tiempo antes de cruzar dicho estado; así son las bendiciones de la civilización moderna.
Missouri, otro topónimo, así como Mississippi, que va a ser doloroso escribir con todas esas letras inútiles para expresar el sonido paraborigen que se necesita, por la sola razón de que así lo concoctó la idiosincracia de la lengua inglesa; en vez de escribir simplemente Mísisipi y Mízuri.
Es parte del problema mucho más amplio de cómo escribir, en un idioma, topónimos crecidos en otro idioma. Un tema con muchas específicas y sutiles ramificaciones para el cual tiempo ahora no tenemos.