decorosa, supuestamente salvadora del honor, que tales divagaciones provienen de tiempos, o etimologías, o lugares, fuera de control del presente. Hermosa anarquía de la mente vespucciana. ¿En qué otro país vimos jamás semejante cosa? Ninguno.
Al respecto de la letra A pronunciada "a" y de la letra A pronunciada "ei", dualidad frecuentísima en inglés, una vez, en otra circunstancia, preguntamos cómo se diferencia el nombre de la letra A cuando su sonido es "a" y cuando su sonido es "ei". Y se nos explicó: cuando el sonido es "a", es una ei corta; cuando el sonido es "ei", es una ei larga. ¿Para qué tratar de establecer contacto con seres de otros planetas cuando los tenemos en este propio planeta?
Y no se crea que, con esto, termina la confusión sonora de la letra A en inglés. Esto es sólo lo más elemental.
Quien consultará, así como hemos consultado - no un tratado sino un "somero inventario", como se llama a sí mismo humildemente, de fonética inglesa, se quedará pasmado ante esta frase de introducción para la letra A: "La letra A inglesa tiene ocho sonidos, prescindiendo de ciertas gradaciones difíciles de distinguir". Y siguen ocho tentativas de descripción, constando de entre tres y nueve renglones de extensión cada una; incluyendo caracterizaciones desesperanzadas como la siguiente: "sonido vago e impreciso, etc."; que es exactamente lo que pasa con la segunda A de Arab, cuyo sonido no es ni "a" ni "ei" sino "algo tan vago que apenas si existe". Nosotros lo grafiaríamos con un apóstrofo: Ar'b; con el sobreentendido fuerte acento tónico en la inicial.
Pero no hay que sorprenderse o desanimarse en demasía, puede haber peor. La letra O inglesa, según este "somero inventario" tiene diez sonidos "prescindiendo de ciertas gradaciones difíciles de percibir", para citar nuestro somero inventario exactamente.
Para completar el cuadro de asombro, la letra E inglesa tiene siete sonidos; I, cuatro sonidos; U, ocho sonidos; todas, siempre "prescindiendo de ciertas gradaciones difíciles de percibir".
De nuestra dirección hacia el sur, desviamos a una dirección hacia el suroeste.
Así, nuestra dirección general coincide otra vez con la dirección general de Hernando de Soto, Gobernador de Cuba, Adelantado de la Florida, descubridor y explorador de estas tierras (quien venía ya en esta dirección noreste-suroeste, desde el norte de Georgia).
Ahora que, para decir la verdad y guardar un sentido de realismo, su derrotero exacto es tan incierto a veces, sujeto a tantas opiniones, que su indicación en un mapa, más que por una línea de la finura de la punta de un lápiz, está mejor simbolizada por una franja gris de ancho variable, según la menor o mayor incertidumbre.