radioactividad no se sabe, pero ya murieron dos personas y sus cuerpos son tan radioactivos que hubo que inhumarlas en cajones de plomo dentro de cámaras de hormigón para tratar de evitar que desde sus sepulcros sigan contaminando el ambiente.
Lamentablemente, el tiempo es muy lluvioso y ventoso. Aquí, en el interior del bosque, y en la intimidad - otra cosa no puede haber - de nuestro vehículo, la situación no es desagradable, al contrario. Es interesante observar y escuchar; por ejemplo, escuchar cómo la lluvia hace mucho más ruido de lo normal porque cae sucesivamente de docenas en docenas de hojas en vez de caer silenciosamente por el aire, y porque finalmente cae en la infinidad de pequeñas cajas de resonancia que son las hojas muertas en el suelo.
Para nosotros, son estos días el final de la gran función del follaje otoñal: los colores se van apagando, homogeneizando hacia lo herrumbrado, las hojas se marchitan más aceleradamente, y sobre todo, caen multitudinariamente en cada oleada del viento - en lo que un poeta podría permitirse el lujo de llamar lágrimas del bosque pero que, a nosotros, nos parece bandadas de pajaritos heridos de muerte tratando de no caer al suelo; cambiándose totalmente el aspecto de las ramas y el aspecto del suelo. Hay que cuidar de no dejar nada en el suelo porque las hojas cubren todo, y todo queda perdido a la vista.
Fue una de las memorables experiencias de esta Expedición el estar aquí desde lo que se nos ocurrió llamar la "primavera del otoño" (por la frescura y virulencia, a más de sutileza, de los colores) hasta este "otoño del otoño", a todo el largo del ciclo de cambios del follaje, como nunca se puede percibir cuando sólo se viene a pasear desde la ciudad.
Con semejante intemperie, no saldremos mañana, 27 de octubre, primer día del sexto año como hubiese sido tan oportuno.
. .
*
▪
Hoy, 27 de octubre, primer día del sexto año de esta Expedición. Bastante emocionante. Todo alrededor nuestro, es tan mojado y ventoso como ayer, y además nos encontramos con la sorpresa de una espesa niebla infiltrada por doquier, dando a todo, en el amanecer, un aspecto fantasmal. Realmente no un tiempo para viajar hoy, máxime tomando en cuenta que nuestra próxima meta está al aire libre. Hay que saber dar preferencia a lo práctico por sobre lo ceremonial.
Además, así, con la postergación, será todavía más una réplica de la salida original de la Expedición, cuando - ni nos queremos acordar - hubo, primero, esa cancelación después de ya haber recorrido los primeros cien metros, con postergación por todo un año; y, un año más tarde, todavía una postergación de un día.