requisitos de admisión, debajo de 50, lo que, a su vez, hubiese garantizado un fracaso negro todavía mayor en la graduación.
Evidentemente, una imposibilidad - salvo que la escuela se hubiese prostituido, como tantas otras escuelas hicieron, y hubiese decidido entregar diplomas automáticamente, sin requisito, aumentando la muchedumbre de Vespuccianos analfabetas con diplomas.
La educación vespucciana también tiene otro problema, aprendimos por otro artículo. El problema de que los muchos Asiáticos llegados en estas últimas décadas son más hacendosos que los Vespuccianos, y tienen bastante éxito - incluso en las universidades, donde logran éxitos desproporcionados con su cantidad; por lo que, corre el rumor de que hay una discriminación disfrazada contra ellos porque sería inaceptable, no cierto, que, algún día, esta sociedad anglosajona, o que por lo menos todavía cree ser anglosajona, fuese manejada por dirigentes asiáticos.
Y mientras tanto, por noticias radiofónicas, en América Central - de directo interés para nosotros - se va desarrollando, ramificando, aglutinando, el esfuerzo de pacificación, o por lo menos hacia una pacificación.
Eso ya no es politiquería; es un asombroso fenómeno psicológico: después de años de esfuerzos de toda clase, incluso de comisiones internacionales de países neutros, y de solapadas maniobras por un país extra-zonal para socavar los esfuerzos, ahora, a iniciativa de uno de los presidentes de América Central misma, y a pesar de más maniobras solapadas por dicho país extra-zonal, todas las piezas aparentemente irreconciliables del rompecabezas entraron, como por magia, en una coreografía de buena voluntad para hacer cesar confrontaciones armadas internas, interferencias entre países, restricciones de libertades, y más.
Contrincantes que ni se hablaban durante veinte años, se sentaron a hablar. No saben qué decir, qué ofrecer; pero se sentaron a hablar. Si esta germinación sincronizada realmente alcanzará un florecimiento, nadie sabe, porque es ardua la situación. Pero aun así, nos parece estar presenciando un misterio psicológico. Aun si una u otra de las partes sólo pretende, como las acusan sus enemigos, en tiempos idos nadie se daba el trabajo siquiera de pretender. No por nada, el promotor de este fenómeno colectivo, el presidente de Costa Rica, acaba de recibir el Premio Nobel de la Paz.
Y mientras tanto, más noticias radiofónicas.
~ Hubo un terremoto en Alta California, y otro, en Costa Rica.
~ Y hubo un huracán en Florida. Nos imaginamos muy bien la situación: las rutas de evacuación; especialmente las rutas únicas sobre terraplenes, sin alternativas; una de ellas, cortada por un puente levadizo acaso trabado en la posición levantada; las ratas que podían saber que se encontraban en una trampa, atrapadas en la trampa.
~ Y hubo un huracán en Yucatán.