Mientras tanto, la ambitura va bajando. Los boletines meteorológicos dan las mínimas alrededor de los 50 grados y las máximas alrededor de los 77 grados; los imprácticos grados Fahrenheit naturalmente; lo que viene a ser [(50-32):9] x 5, y [(77-32):9] x 5, mínimas alrededor de 10 grados centígrados, y máximas alrededor de 25 grados centígrados.
Lo curioso es que nuestro ambímetro indica ambituras menos bajas y altas, y con menor variación, con mínimas y máximas en los 16 y 20 grados. Quizás sea la influencia aislante del interior del bosque, que no permite tanto enfriamiento y calentamiento como en un aeropuerto u otro desierto de hormigón.
De todos modos, sin duda, el otoño se insinúa. Los bichitos del bosque se llenan la panza en previsión del invierno. Nosotros, nos permitimos lujos que nos serán vedados en México (basándonos en nuestra experiencia anterior, en la parte occidental del país): pan integral negro, quesos de Europa (que parece el único lugar con imaginación quesera), verduras en gran variedad y sin tener que lavarlas en microbicidas, galletas de buena nutrición de Finlandia, variedad de jugos de frutas (manzana, pera, naranja; manzana con frutilla, con frambuesa, con cereza), sin azúcar agregada ni otros agregados.
El ambiente nos invita, pues, a seguir viaje, por fin, en la estela del Sol hacia el sur; hacia muchas cosas todavía, especialmente el gran capítulo de las arqueologías mexicana, guatemalteca.
Sí, excelente idea, vamos a aprovechar este islote de serenidad para tornar nuestra atención del pasado al futuro, para revivificar y aglutinar mentalmente qué nos espera cultural- y logísticamente en México y Guatemala, que es mucho.
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Listo. Fueron varios días de organización desde diferentes puntos de vista. Una cosa obvia es que habrá muchos sitios de interés; otra cosa obvia es que varios de los sitios que nos gustaría visitar y estudiar probablemente no son accesibles; será cuestión de ir descubriendo las posibilidades paso a paso.
Mientras tanto, la ambitura fue oscilando siempre en baja hasta tocar 0 grado centígrado - cero grado que, cuando nos alejábamos de los 20 a 50 bajo 0 del Artico, nos había parecido una tibia temperatura primaveral, pero que, ahora, después de los calores recientes, nos parece bien dictatorialmente fresquete.
Y, tal como en el Artico, fue algo manufacturado y no algo humano que falló por el cambio de grados. En la madrugada del mayor frío, 0 grado centígrado, nos despertamos para descubrir que la rajadura del parabrisas sufrida allá, en >>>>>>>>