obvio que los Sureños - parecería más apropiado decir Ex-Confederados - son orgullosos de su herencia y que les duele ver su Sur criticado. Lamentamos ver tanta gente afligida tan sinceramente.
Algunas personas nos mencionan - espontáneamente, como para compartir con nosotros algo que les es caro, y no como incidental asociación de ideas con la conversación - sus tradiciones familiares respecto a sus familias en aquellos heroicos años de la Confederación, de la Guerra de Secesión, pocas generaciones atrás; tradiciones a veces dignas de la pluma de un dramaturgo.
Por ejemplo, el caso de una familia de cuatro hijos, dos, en el ejército del Norte, enfrentando dos en el ejército del Sur; y el padre, ya anciano, sirviendo de estafeta en el ejército del Sur. Una vez, uno de los hijos del lado norte sorprendió y apresó a su propio padre con un mensaje; dilema; su lazo filial fue el más fuerte; dejó ir a su progenitor.
En estos últimos días, también tuvimos la oportunidad de aprender lo siguiente. Ahora, por lo menos, ya sabemos por qué estamos hasta la coronilla en la marea de predicaciones.
Quien está en el sureste de Vespuccia, a más de estar también en el territorio de la ex-Confederación, también está en el territorio de la Franja de la Biblia (Bible Belt); en el territorio de Protestantes rurales parroquiales anti-intelectuales aferrándose a una interpretación literal de la Biblia. Ahora, todo se nos aclara; entendemos por qué oímos lo que oímos.
Siendo esta mentalidad más virulenta en los recesos rurales, su ubicación geográfica podría indicarse sólo por un salpicado en el mapa; y sería más apropiado hablar de Encaje Bíblico; aunque, hoy en día, por gracia de la radiodifusión (que, nos imaginamos, es un medio que se puede utilizar porque no hay versículo en la Biblia que lo prohíba), no hay centímetro cuadrado de territorio, ni minuto del día, que escape a su histeria.
Al respecto, tratamos de aprender algo del dédalo de todas esas denominaciones pero pronto tuvimos la angustiante impresión de haber pisado donde Dios mismo, en su infinita sabiduría, probablemente no pisaría, por el enredo de menudencias dispares tanto en lo doctrinario como aun en lo simplemente administrativo.
Incidentalmente, aprendimos que Vespuccia, a más de no tener todavía nombre aun hoy en día - salvo el que nosotros utilizamos - tampoco tenía, hasta 1917, himno nacional. Se puede esperar que, así como entonces descubrió "con vergüenza" que no tenía himno, algún día descubrirá "con vergüenza" que no tiene nombre propio.
En estos últimos días, también tuvimos, por fin, tiempo a discreción para analizar qué hace que un supermercado sea realmente super, hilando, al mismo tiempo, en contrapunto, el recuerdo de la cronología de altibajos de aprovisionamiento, y dificultades de aprovisionamiento, durante esta Expedición.