verdad sino un gran alero - no hay absolutamente nada a la vista a pesar del valiente esfuerzo global de ilustraciones con comentario grabado; y, en el museo, no hay absolutamente nada que no se pueda ver en docenas de otros museos más accesibles, en pleno centro de alguna ciudad, ilustrando la consabida evolución humana temprana; una trampa que, en varias otras oportunidades, supimos evitar porque es simple lógica que vestigios tan antiguos y escasos serían removidos y que, una vez removidos, quedaría solamente una cueva como cualquier otra cueva, pero trampa en la cual caímos esta vez por haber escuchado tanta fama conectada con esta cueva que habíamos aceptado la posibilidad de que, tal vez, aquí habría algún caso especial, diferente - porque, con la inventiva vespucciana, nunca se sabe.
Tiempo perdido.
Como si la Administración se diese cuenta - o simplemente por que se da cuenta - de la esterilidad del sitio a pesar del programa de ilustraciones, ofrece dos, como si fueran, compensaciones.
» Ofrece demostraciones de fabricación por escamado de piedra, de puntas de flechas y de lanzas, según hacían nuestros remotos antepasados. Muy interesante, más interesante que cualquier otra cosa en el sitio; deceptivamente fácil - para quien sabe hacerlo; y emocionante, porque realmente borra los milenios entre nosotros y aquellos nuestros re-re-re-bisabuelos a la "n" potencia, y permite sentir un contacto directo como tomándonos de la mano a través de los tiempos.
» Y ofrece un folleto gratis que se esmera en compensar la falta de importancia palpable, destacando una importancia impalpable, quizás sólo imaginada, en una comparación de dudosa pertinencia: cuán antigua, de verdad, es esa primera media docena o docena de nómadas que supo acurrucarse alrededor de su primer fuego bajo ese alero, hace 8.000 ó 9.000 años atrás, "antes de que los Aztecas empezaran la construcción de Tenochtitlán, antes de la cultura maya, antes de la misteriosa ciudad de Teotihuacan, antes de Roma, antes de Grecia, antes de la misteriosa civilización olmeca, antes de la caída de Troya, antes de la dinastía Chang en el norte de China, antes de los menhires y dolmenes de Europa occidental, antes de la primera dinastía de faraones de Egipto, contemporáneamente con las primeras formas de horticultura en el país de los Tais, y de cerámica en Japón". No sabemos qué relación hay, pero es una buena manera de aprender algo de historia.
El sendero que lleva del museo al alero está prolijamente asfaltado y con pulcras barrandas de aluminio. "Si no, nos dijo el encargado, ¿Ustedes saben cuántos juicios tendríamos por caídas?". Sí, nos imaginamos.
Vamos a pasar el resto del día en este bucólico ambiente de lomitas, de bosques, de pastajes y cultivos pequeños; trabajando, naturalmente; dormiremos en el mismo sitio. Mañana, será hacia otra cosa también de antigüedad, tampoco prometedora - pero tenemos que ver personalmente, la Expedición obliga.