español english français česky


. .
*

Siete días en Atlanta.

Buscamos, y conseguimos encontrar, dónde hacer arreglar, por fin, los elásticos rotos desde Venezuela - y a sólo un tercio del precio cotizado en Miami, lo que todavía es varias veces más caro que el precio en Chile, por exactamente el mismo trabajo. Pero esos elásticos ya estaban demasiado decaídos. Todo un placer, después de tantos meses, ver y sentir el frente del coche como nuevito. Por otra parte, descubrimos una hoja de elástico rota atrás; también se hizo cambiar.

Buscamos y encontramos dónde hacer cambiar el silenciador, el famoso silenciador colocado en Uruguay, el silenciador que no era del tamaño correcto para nuestro vehículo. Y encontramos dónde cambiarlo sin tener que cambiar toda la cañería de escape, como, en muchos otros lugares, se nos quería hacer creer que era necesario. Fue un poco doloroso deshacernos del valiente pequeño silenciador de Uruguay, pero se había vuelto necesario.

También, con ello, nuestro vehículo se volvió un poco menos cosmopolita; ahora, le quedan las mangueras de agua caliente de Chile, algunos elásticos de Perú, de Chile, de Paraguay, de Ecuador; y la lona engomada del portaequipaje de Ecuador, si no nos olvidamos de algo.  Ah sí, y bocinas de la Argentina.

Buscamos una grabadora, como siempre, pequeña y con control remoto. Lamentablemente, fue mucho andar sin resultado. Es curioso cómo cambia el mercado; antes de iniciar la Expedición, fue fácil encontrar, más aún, elegir, una grabadora con tales características; ahora, no hay caso.

Buscamos la tapa del diferencial, por aquella ínfima pérdida. Tampoco encontramos.

Visitamos una fábrica de botellones de plástico.

En esencia, fabricar un botellón de plástico es inflar un globo, pero evitando la forma esférica habitual; inflándolo, por lo tanto, dentro de un molde de la forma deseada.

En mayor detalle, se empieza con plástico (polietileno) primario, o sea en granulado; se lo calienta a unos 170 grados centígrados para conseguir una pasta de viscosidad adecuada, ni muy dura, para poder trabajarla, ni muy blanda, para que no se derrame; se empuja la pasta por una hendidura circular horizontal formada por dos caños concéntricos, hendidura de luz igual al espesor que se quiere dar al plástico del botellón, de manera que, del otro lado de la hendidura, va saliendo y colgando un plástico tubular sin fin; >>>>>>>>