~Por una noticia, nos alegramos de no tener que volver a Alta California: desde hace un par de años, va en aumento la moda entre automovilistas de manifestar un desagrado del momento contra otro automovilista, a balazos, entre automóviles en marcha, con los consiguientes muertos y heridos.
Incidentalmente, según la misma noticia, cuando un tal herido hacía señales al tráfico para que lo socorrasen, nadie se detuvo y el herido murió. Ilustración de nuestro argumento de que es más seguro recibir ayuda en el Artico o la Patagonia que en una autopista.
También, incidentalmente, parece que un Vespucciano de cada 20 es víctima de alguna delincuencia violenta.
~Según otra noticia, hubo una masacre en Haití. Según otra noticia, hubo disturbios en Panamá.
~Otra cosa que escuchamos por radio: una familia recién mudada del norte a este sureste ya tuvo la oportunidad de descubrir lo que nosotros ya conocemos; se había estacionado en una calle, y al rato, por una llamada anónima, apareció la policía, y, en vez de simplemente averiguar, según es su obligación, por lo que sabemos en cuero propio, la acosó; peor, en este caso, con pistolas en la mano, porque la denuncia anónima había especificado que eran Negros. La diferencia, en este caso, es que dicha familia piensa entablar un juicio contra la policía.
~La experiencia de interés se refiere al sistema de radiodifusoras no comerciales solventadas por contribuciones voluntarias del público oyente.
Tales radiodifusoras tienen, un par de veces al año, intensas campañas de varios días de solicitación de contribuciones de los oyentes, y el total de los aportes llega a ser significativo; pero no está excluido el peligro de falta de contribuciones suficientes, cuando una tal radiodifusora tendría que limitar su programación.
Es lo que estamos presenciando con nuestros propios oídos. Ahora mismo, la radiodifusora pública, o sea solventada por el público con sus contribuciones voluntarias, local está en una campaña de requerimiento de contribuciones; y frecuentemente anuncia, a último momento, que no podrá emitir tal o cual programa, habitualmente de alto interés, porque no tiene todavía los fondos suficientes para poder comprarlo. En vez del programa cancelado, recurre al sistema mucho más barato de llenar el tiempo difundiendo grabaciones de música clásica de su propia discoteca. Muy interesante.
~De lo dicho surge otro aspecto de esta misma temática.