hilado y la punta inicial del hilado siguiente en la hendidura, y esperar unos tres segundos. Ahí, salía de la hendidura, como por magia, un solo hilo uniendo los dos hilados sin solución de continuidad y sin nudo: las dos puntas de hilos habían sido re-hiladas en ausencia de punta, a la perfección. Y así, los 144 hilos de urdimbre se iban enrollando lentamente en el gran tambor. Claro que para otro tipo, u otra calidad, de alfombra, habría otra cantidad de hilos de urdimbre en el tambor.
# Segundo paso.
Formar el ancho de la urdimbre del alfombrado. Vimos el contenido de seis tales tambores agrupado en un tambor mayor, llevando éste, por lo tanto, una cantidad de 864 hilos perfectamente alineados y paralelos, gracias a un peine sirviendo de guía a cada hilo.
Naturalmente, según el ancho del alfombrado a producir, cambia la cantidad de tambores unidos en el tambor mayor, y, por lo tanto, la cantidad final de hilos en el tambor mayor.
# Luego, se acarrea el tambor mayor al telar.
En el telar, nada nuevo bajo el Sol. Lo que vimos en los telares caseros manuales guatemaltecos es lo que vimos aquí. Paciencia es la palabra clave.
En esta gran industria, exactamente como en las viviendas guatemaltecas, no hay otra manera que levantar ciertos de los hilos de la urdimbre y pasar la lanzadera, y levantar otros hilos de la urdimbre y pasar la lanzadera, y otra vez, y otra vez, para ir formando el entrecruce de urdimbre y trama, y el dibujo del tejido; la diferencia es que, mientras que, en los dormitorios y los comedores de Guatemala, los hilos a levantar se seleccionan a mano, se levantan a mano - o a pie -, la lanzadera se pasa a mano, y las sucesivas hileras de la trama se aprietan a mano, tal como se hacía en todas partes durante siglos, aquí, todo se hace mecánicamente.
Aquí, el obrero nada hace; sólo intervendría en caso de desperfecto. La selección de los hilos, a levantar o no, se hace por medio de palancas movidas por ruedas con muescas, o por el viejo sistema jacquard de cartulinas perforadas de acuerdo al dibujo a conseguir; el mismo sistema que las cartulinas de los pianos mecánicos perforadas para la selección de teclas, según la música a conseguir.
También se puede elegir la altura de los puntos o, si se quiere - que es lo mismo - el espesor del alfombrado, hasta unos dos centímetros. Se consigue la altura/espesor intercalando transversalmente, antes de cada paso de la lanzadera, una lamela del ancho adecuado - todo, naturalmente, colocado, apretado, sacado, mecánicamente, sin intervención del obrero. Como las lamelas >>>>>>>>