Noche tranquila.
Esta mañana, las ondulaciones topográficas se van afirmando aún más. Otra vez, después de mucho tiempo, nuestras vistas se extienden, de vez en cuando, sobre grandes panoramas. La ruta está agregando sinuosidades laterales a sus sinuosidades verticales.
Viajando hacia nuestra próxima meta, la ciudad de Louisville, donde parece que todavía queda el antiguo mercado de esclavos.
Sucesión de bosques, campiñas y agrupaciones de pulcras viviendas - pulcras y precarias - agrupaciones que no se puede llamar pueblos.
Se ve, con bastante frecuencia, ayer también ya se veía, viejas construcciones rurales - viviendas, galpones, viviendas/galpones - de madera al estilo sólido de antaño, ahora abandonadas, invadidas por vegetación, algo al estilo de las estructuras de barro y cañas también abandonadas en ciertas zonas de América meridional.
De vez en cuando, pasamos por pueblos de verdad, o sea con calles, casas contiguas, todo más o menos compacto, sin plástico, sin aluminio, sin neón, sin hectáreas de estacionamiento, sin plétora de estaciones de servicio, de comidas al paso, totalmente fuera de la línea contemporánea de Vespuccia, y aparentemente totalmente fuera de la línea económica también; pueblos decaídos, dormidos, con edificios construidos evidentemente para aprovechar una ola de prosperidad pero, ahora, frecuentemente vacíos.
En un pueblo por donde pasamos recién, la propia estación del ferrocarril, mejor dicho la ex-estación de ferrocarril estaba cerrada y mantenida como una orgullosa reliquia de un pasado mejor. Incluso, había una placa conmemorativa indicando la fecha aproximada de su construcción. Para dar más venerabilidad a la placa y a la fecha conmemorada, la palabra "aproximadamente" está escrita no en inglés en un contexto por otra parte en inglés, sino en latín "circa", la manera vespucciana favorita de crear distinción.
También se ve, con sorprendente frecuencia, abandonados, surtidores de nafta de modelos de cilindros transparentes de varias décadas de antigüedad. También vimos algunos moteles abandonados.
En resumen, pueblos no tan diferentes de los pueblos dormidos, decaídos, que vimos en América meridional, salvo que los Americanos del sur hablan sólo de las partes ricas de Vespuccia y los Americanos vespuccianos hablan sólo de las partes pobres de América meridional.
Todo ello, un aspecto nuevo para nosotros de esta Vespuccia donde, durante la primera parte de la Expedición, habíamos visto sólo modernismo y pujanza - con la única y mínima excepción de los pequeños pueblos mineros pioneros abandonados en los desiertos del oeste.