por un momento de respirar: todo eso era falso, falso, falso; armazones de varillas de metal y de tejidos de alambre, cubiertos de follaje de plástico - de plástico, y podado como si fuera follaje de verdad. Nos quedamos igualmente asombrados ante este recurso a la falsedad como nos habíamos quedado asombrados ante lo que creíamos que era maestría auténtica.
¡La "topiaria" de cerca ...!
Por otra parte, no hay por qué sorprenderse tanto. Este episodio es, en realidad, una ilustración de la costumbre sistematizada, en Vespuccia más que en cualquier otro país de América, de reemplazar lo verdadero y difícil por lo falso y fácil. Las fotografías las sacamos igual, si bien, ahora, por otras razones.
Basta de Disney World para nosotros; hacia el Cabo Cañaveral, adonde ya hoy no llegaremos.
Vamos a pernoctar al costado de una ruta rural, con vacas pastando en un campito, de un lado, y un bosquecillo de pinos esbeltos y palmeras enanas, del otro, fuera de vista de cualquier vivienda. Tendría que ser un dormitorio seguro - claro que no contra maleantes sino contra la paranoia florideña.
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Esta mañana, podemos anunciar sin mucho miedo a equivocarnos cuál es la gente más paranoica, más forasterófoba, más histérica e idiota, de toda América: los Florideños.
Esta noche, en este lugar tan alejado de cualquier vivienda, dos veces - una vez a la medianoche, una vez a la cuatro de la mañana - vino a investigarnos un patrullero de policía por denuncia de alguien que ni siquiera vive en el lugar pero había pasado con su vehículo. En ambos casos, la policía nos dejó quedar donde estábamos, explicándonos que no hacíamos nada reprensible pero que cuando alguien les hace una denuncia es su obligación investigar.
La cosa se está poniendo tan pesada como en Venezuela, con la diferencia de que, en Venezuela, eran las autoridades, mientras que, aquí, son los particulares, una muy interesante e importante diferencia. Increíbles, estos infelices Floridenses. Esperamos que la cosa cambiará en otros estados, porque, así, es muy desagradable. Nos hace acordar de la análoga agresividad vespucciana en Nueva Inglaterra, al principio de esta Expedición.
Hacia el famoso y desde ya histórico Centro Espacial de Cabo Cañaveral.
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