Ejemplo uno: al teléfono de una telefonista de reservas aéreas, se conecta una computadora - en este caso, la palabra exacta - para sumar cuántos minutos habla con los clientes, y cuántos segundos exactamente tarda para tomar otra llamada.
Ejemplo dos: a la máquina de escribir de una dactilógrafa, se conecta una computadora - otra vez, la palabra exacta - para llevar la cuenta de cuántas teclas toca por hora o por día.
Ejemplo tres: aun cuando los empleados y/u obreros tienen su receso del mediodía y van a la cantina de la empresa, siguen bajo vigilancia por medio de cámaras de televisión para controlar su comportamiento, cuándo llegan y cuándo se van.
Nosotros lo llamamos esclavización y, sobre todo, deshumanización de los empleados y obreros. Así se está expandiendo la tiranía electrónica futurista en la tierra sagrada de las libertades individuales. Qué alboroto habría, qué denuncias propagandísticas se escucharía, si ello ocurriese en una de las vilipendiadas dictaduras del planeta.
Donde paramos, hay una gran cantidad de flores campestres, con toda la frescura impresionista que ello sugiere. Apenas uno sale de los desiertos suburbanísticos de Florida, muy frecuentemente hay grandes extensiones de flores campestres; quizás haya sido por ello que los Españoles llamaron esta isla - bueno lo que ellos creían que era una isla - la Pascua Florida, o la Tierra Florida. Incidentalmente, hoy mismo, la gente de habla hispana sigue llamando esta tierra La Florida, con el artículo.
Donde paramos, no todo es, sin embargo, idilismo inmaculado.
• Por una parte, cuando salimos a admirar las flores de más cerca, tropezamos con algo bastante inesperado: una serpiente, de quizás 1,8 metro de largo; una saludable advertencia de que serpientes existen no sólo en el Chaco o la Amazonia.
• Por otra parte, los campos en tres direcciones alrededor de nosotros, más que símbolos de fertilidad, son cementerios de esfuerzos y esperanzas muertas, con filas e hileras de miles de restos de árboles secos - seguramente frutales, porque no tienen troncos, sino ramas abriéndose prácticamente desde el suelo.
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Esta mañana, estamos viajando hacia nuestra próxima meta, una fábrica de concentrado de jugo de naranja.
Sigue, ahora a escala impresionante, el infinito cementerio de árboles muertos. Se siente una gran tragedia.