Decimos "otro" porque es con bastante frecuencia que escuchamos ya, en Vespuccia, en la primera parte de esta Expedición, casos similares de enloquecidos que empiezan a disparar sin provocación ni causa externa sobre quien esté a alcance. No nos acordamos haber jamás escuchado cosas similares en países humanamente subdesarrollados.
Otra cosa en las noticias. Se acaba de descubrir casos de malaria en la Florida. Sería paradójico haber salido sanos y salvos de las grandes zonas muy malariales, y contraer malaria en esta supercivilizada Florida.
Y ahora, a ver las conchas.
Muy interesante fue la visita de la planta de procesamiento; abrumadora fue la visita del museo.
* En la planta de procesamiento, el primer, y mayor, interés, está en la recepción - en la cantidad y en el estado de las conchas recibidas.
<> La cantidad, realmente industrial - tanto por bolsas, del tipo de cincuenta kilogramos para papas por mayor, como por cartones, de iguales volúmenes, todo apilado por toneladas y manejado con horquetas mecánicas - verdaderamente nos sorprendió.
<> El estado, sucio - a veces en duras gangas de barro resecado, a veces más parecido a desechos, como calcio para fertilizante, que a futuras joyitas de formas, colores y brillo - también nos dejó muy sorprendidos; nunca vimos conchas con tanta suciedad, ni siquiera a orilla del mar.
No sorprendentemente, el paso siguiente es limpiarlo todo. Se maneja diferentemente conchas pequeñas y conchas grandes.
• Las conchas pequeñas se ponen a revolver en tambores giratorios con una solución de agua y cloro durante un tiempo que se juzga por los resultados obtenidos, quizás media hora.
• Las conchas mayores, que no aguantarían semejante tratamiento, se ponen a remojar en piletas con una solución de tres partes de agua por una parte de ácido muriático, durante quizás diez a doce horas. Luego, se enjuaga todo, y se pasa, si necesario, a remover costras de barro y otra mugre, a mano.
<> Luego, se clasifica las conchas por calidad. Algunas, traen rebordes que presentan el peligro de corte en los dedos; se rebaja los bordes cortantes con piedra esmeril. Algunas, reciben un baño de barniz. Otros tipos se somete a pulido. Y algunas conchas se somete a un proceso tan drástico que acaban por no ser ellas mismas: se las deja remojar en ácido muriático puro, de manera que pierden totalmente su capa externa de colores y que quedan como hechas milagrosamente de nácar puro. Ya habíamos visto, alguna vez, conchas tan sorprendentes; ahora conocemos el secreto.