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Abril 15.  Otra vez viajando.

Mirando un mapa habitual de América, o aun de Vespuccia, parecería que, de Miami, la única dirección en la cual se pueda viajar es hacia el norte. Sin embargo, estamos viajando hacia el sur, y pronto inclinaremos nuestro curso hacia el suroeste, hacia un punto que el mapa muestra en el medio de la altamar, un punto que, si nuestros mapas son exactos, se encuentra a 40/oo de la distancia desde la Florida a Cuba, y a 14/oo de la distancia a la península de Yucatán, un punto con el nombre de Key West.

Es que, como aparece en mapas más detallados, hay, en la punta sur de la Florida, una larga cadena de islas e islotes adentrándose unos 170 kilómetros en la altamar, e incluso hay una ruta saltando de cayo en cayo - que es el nombre local de los islotes. Ya viajamos en altamar helada, en el océano Artico; ahora veremos qué tal es viajar apretados por ambos lados por mar en movimiento.

Ibamos a anotar que estamos viajando todavía en tierra firme, hacia la costa, pero sería realmente inoportuna la descripción de tierra firme, mirando el ambiente que nos rodea: una perfecta llanura, mezcla de tierra y agua, donde hay demasiada tierra para que sea todo agua, y demasiada agua para que sea todo tierra: una combinación muy poco firme - mejor será decir, pues, que estamos viajando todavía por el continente en dirección al primer cayo.

En dicho primer cayo, nos espera nuestra próxima meta, un arrecife de coral protegido como Parque Estatal. Se nos ocurrió que podría ser interesante comparar estas formaciones coralinas con aquellas que vimos en Haití.

Ya está. No vimos estos corales, y no los quisiéramos ver aunque nos paguen. Se puede ver los corales de varias maneras: nadando desde botes particulares, en botes particulares con fondo de vidrio, o en una excursión en bote ómnibus de fondo de vidrio. Se nos ocurrió que, para cambiar un poco, se podría probar el bote ómnibus de fondo transparente. Pero cuando nos enteramos de que hay que hacer reservaciones un día, o dos, o más, por adelantado; que hay que presentarse con más de una hora de antelación antes de la salida; y que la capacidad del bote es - preguntamos dos veces más para asegurarnos de que oíamos bien - 125 personas, vehementemente decidimos no arruinar, no prostituir, nuestros hermosos recuerdos coralinos de Haití. ¡125 personas apretadas como sardinas en lata, tratando de ver algo allá al fondo! Además, el bote, a su vez, no sería la única cosa a flote encima de los bancos de coral, teniendo que competir por un poco de espacio con todos los demás artefactos flotantes y sus pasajeros, muchos de ellos en el agua.  Ni que nos >>>>>>>>