Por ejemplo, ¿cuánto recorrimos, término medio, por día, en esta Expedición, hasta ahora? Las sorpresas que nunca nos hubiéramos imaginado: en Vespuccia y Canadá, 170 kilómetros por día, y eso era apurándonos terriblemente por los imperativos de llegar al océano Artico en invierno y, acto seguido, al Tapón del Darién en época de seca; en países andinos, 65 gloriosos kilómetros por día.
\MM/ Naturalmente, acumulamos observaciones miamienses.
M Miami es, básicamente, otro Los Angeles - tremendas extensiones de casitas de planta baja, con sólo un pequeño núcleo de edificios altos a un costado; por lo tanto, grandes distancias, muchos coches, muchas avenidas, muchas autopistas - las distancias son tales que recorrimos autopistas a 70/80 kilómetros por hora durante 40 ó 50 minutos sin salir del núcleo urbano; pero no hacinamiento.
Es sólo en contadas ocasiones que se divisa un inesperado rasgo que, sin duda, diferencia Miami de Los Angeles y de otras ciudades: un descomunal espejo de agua, de longitud kilométrica, de lindo color turqueza cuando las condiciones climáticas son apropiadas, abrazado por atrás casi totalmente por lejanas tierras, de orillas caprichosas, y coronadas de perfiles urbanos, creando un panorama curvo urbano de amplitud sin par. Los mapas revelan que se trata del conjunto de una contracosta prácticamente ininterrumpida paralela a la costa firme y de un brazo de mar entre ambas.
Más curiosa resulta esta geología cuando se observa, en el propio mapa, que la contracosta no es un fenómeno local frente a Miami sino que se extiende a lo largo de centenares de kilómetros de la costa de Florida, a veces reduciendo el brazo de mar al ancho de un río, pero siempre dejando paso para un canal de navegación protegido de la mar abierta, y así aprovechado por una navegación que no se sabe si llamar fluvial o marítima, la aguavía intracostera.
M La susodicha combinación, de costa, contracosta con sus islotes anexos, y agua protegida, es, evidentemente, un paraíso para miles de embarcaciones de placer; incluso vimos barrios con la red de calles y una red de canales imbricadas de tal manera que las casas tienen su coche, más probablemente sus coches, estacionados sobre el lado de la calle, y su embarcación amarrada sobre el lado del canal.
Del otro lado de los edificios estarán los coches
Mucha plata, mucha plata, parecería, pero habría que ver qué hipoteca lleva la casa - y cuántas cuotas mensuales por cuántos años falta pagar por los coches y/o la embarcación.
M Es en una parte de dicha contracosta que se levanta el Miami de la fama internacional de los turistas, un núcleo urbano llamado más exactamente Miami Beach y totalmente separado del otro Miami. Fuimos a ver su centelleante gloria. Vimos su deprimente depresión - por falta de otras palabras. Una >>>>>>>>