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Pero hay también otras creaciones de madera interesantes: encajes planos, y simplemente tallas en bajo relieve de grandes superficies planas, como para paneles de paredes, puertas, y otros usos, al mismo tiempo artísticos y utilitarios.

A pesar de ser ya bien pasado el mediodía, echamos a andar hacia el norte; hacia nuestras próximas metas: primero, algún punto de la costa frente a los islotes Les Arcadins, centros focales de grandes extensiones de vida intramarina, entre los mejores del Caribe y, por lo tanto, de toda América; y luego, bastante más al norte, la zona de Cap-Haïtien, y sus múltiples intereses históricos.

La carretera es asfaltada, sin lujos pero muy bien transitable.

Así como, en Quisqueya, se nos había impuesto el inesperado verdor, aquí, en la misma isla, se nos impone la aridez - el contraste se debe a la cadena fronteriza de montañas que no dejan pasar los vientos húmedos. Sin embargo, alrededor de las chozas - que es el único tipo de viviendas que hay - hay bastante árboles, sueltos y en matas, artificialmente plantados, incluso hay pequeños cultivos; vale decir que hay un corredor de verdor a lo largo de la ruta.

A sólo 55 kilómetros de Port-au-Prince, hemos logrado encontrar lo que deseábamos: un hotel al borde del mar. Felizmente, totalmente al borde del mar; en forma de muy cómodas y agradables cabañas individuales sombreadas por vegetación; y hay bancos de coral. Quizás mañana tendremos la oportunidad de profundizar (sin juego de palabra) el aspecto intra-acuático de esta Expedición, mientras nuestro vehículo se está aproximando a Miami.

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Sí, hoy, todo revolvió alrededor de nuestra visita al mundo intramarino. Pudimos alquilarnos una barca de pescadores, y ahí fuimos.

Ni siquiera tuvimos que bajar en profundidades. Las formaciones coralinas se ramificaban desde el fondo claramente visible - a quizás entre ocho y cinco metros - y llegaban hasta quizás sólo cincuenta centímetros debajo de la superficie del agua; y todo lo demás compartía el mismo espacio, en agua bien cristalina, bien soleada, todo bien a la vista. Sólo teníamos que dejarnos flotar como corchos, sin mover siquiera un dedo, salvo para cambiar de lugar; y mirar, mirar.

Penetrar en el mundo intramarino es realmente enfrentarse con que la denominación estereotipada de "reino de Neptuno" es una descripción adecuada, necesaria, irreemplazable por ninguna otra; asomarse al mundo intramarino es asomarse a otro planeta - no figurativamente sino realmente.  Si el mundo >>>>>>>>