Quién sabe por qué justamente en esta sección de país independiente, se exhibe el mayor bombo hecho para la celebración del vodún. Sí vodún, y no vudú, o vodú, como se dice habitual- pero equivocadamente. El nombre africano del bombo es "asotó", "llamada de los antepasados". Este nombre revela qué es, en realidad, el legendario vodún.
No es el vodún, como teme la ignorancia popular, magia, y peor, magia negra; es, simplemente, una religión con sus rituales como todas las religiones. Y si sus rituales causan extrañeza en los no-iniciados, hay que tomar consciencia de qué extrañeza causa en los no-iniciados ver gente tragarse una oblea y creer que se traga un pedazo de Dios o por lo menos del Hijo de Dios, esos teófagos. Y si mucha gente tiene temor a la parte de la ceremonia del vodún que es la "posesión" del participante por el espíritu, hay que acordarse del temor que mucha gente tiene al hipnotismo a causa de la supuesta "posesión" del hipnotizado por el hipnotista, cuando, en realidad, la hipnosis ocurre sólo por la libre volición del hipnotizado, despojado de sus inhibiciones hasta el punto que él elige, y no más.
PP Museo de Arte Haitiano, o sea arte especializado en el tema isleño, o sea arte agreste como lo es el alud pictórico de Santo Domingo; pero, en este caso, con toda la rigidez académica y supresión de impulsividad requeridos por el decoro de pinturas que se quieren importantes.
Incidentalmente, en las calles, también se exhibe cuadros; pero también les falta la explosión de vitalidad desenfrenada que llena los cuadros de Santo Domingo.
A nuestro modo de ver, el gran mérito de los cuadros dominicanos es que el tema representado es sólo un pretexto para crear un puntillismo - quizás habría que llamarlo "manchismo" - pictórico en el cual el tema se esfuma y, en su lugar, surge una entidad polícroma abstracta; cada vez que los Dominicanos tratan de representar una escena concreta, la cosa cae en lo infantil. Las pinturas de este museo se dedican a representar escenas concretas, con tanto esmero que, en vez de caer en infantilismo, caen en academismo. Cuando los Haitianos dan al caleidoscopio de colores preponderancia absoluta y tratan el tema de manera tal que el observador puede olvidarse del tema, también logran resultados, a nuestro gusto, interesantes. De ahí a decir, como dicen los Haitianos, que, por su producción pictórica, Haití se coloca en segundo lugar en las artes plásticas en América, después de México, hay un gran paso que no somos calificados para juzgar si se puede dar.
PP Museo de Etnología. Con un edificio, una total antítesis del Museo del Panteón; un galpón apenas disfrazado, en un predio cercado por altos muros ciegos y con acceso por un portón chueco apenas entreabierto.
Oportunidad de conocer más substancialmente la esencia del vodún, la que, >>>>>>>>