el infierno de este tráfico en la banda de hormigón. Ese rojo, ahí a la izquierda. Increíble. Como fuego. Como decíamos, ni un pintor probablemente sabría darles nombres a esos colores, sin usar circunlocuciones.
Sería interesante saber qué crea tanto derroche de colores en esta región de la Tierra. Parece un monumento de la naturaleza. No sabemos si será el tipo de árboles, la rapidez o la lentitud de la llegada del otoño, la composición de las hojas, o qué.
Estamos tratando de reconstruir en imaginación cómo era el prístino ambiente de antaño, cuando todo era tranquilo, cuando no había banda de hormigón, tráfico loco, torrentada de coches y camiones rugiendo en una dirección, en la otra, cuando aquí había solamente los mal-llamados "Indios", pisando silenciosamente por los bosques. Era otro mundo.
Por fin. Por fin, pudimos detenernos y tomar un par de fotografías. Pero ... con cierta decepción ... Tenemos que rendirnos a la evidencia de que, por lo menos en este caso, parece que, en movimiento, a más de existir la belleza intrínseca, van ocurriendo cambios, tanto en las estructuras de los colores, como en la incidencia del Sol - en las hojas, detrás de las hojas, a través de las hojas, por ende en la luminosidad y los tintes de las hojas - todo lo cual falta cuando uno se queda estacionario para tomar una fotografía. Probablemente, ni una filmadora serviría; probablemente nada podría substituir la adaptabilidad selectiva del ojo humano y la acumulación yuxtaponedora de la mente humana.
Las hojas
Primer pueblo fuera de la conurbación de Nueva York. Un mosaico de pequeñas casitas con jardines; un jardín alrededor de cada casa; los jardines no tienen separaciones - no hay alambrado, no hay cerco vivo - sino que todos se juntan en un gran jardín continuo entre la hilera de casas y la acera.
Otro pueblo. Ya en el estado de Connecticut. Esta vez - no sabemos si es el barrio por donde estamos pasando o todo el pueblo - puro comercio, hasta industria, en su más deprimente. Qué contraste con la pulcritud del pueblo anterior.
Pero nuestro destino es el pueblo de Stamford, más específicamente una iglesia en Stamford "en forma de pez". Vamos a ver qué se esconde detrás de tal descripción - ¿fantasía o realidad?
Entre Greenwich y Stamford; otra vez, grandes extensiones de casas rodeadas de jardines sin separaciones entre sí.
Las hojas siguen deslumbrantes.
Stamford. No sabemos si será el barrio a donde llegamos o si es toda la ciudad, la población es toda negra.
Vista la iglesia-en-forma-de-pez. De nombre "Primera Iglesia Presbiteriana".