Vásquez Coronado      1540-42  -Norte de México - Arizona - Nuevo México -
                                - Texas - Oklahoma - Kansas.
                               
Francisco de Orellana 1541-42  -Baja el río de las Amazonas.

¿Cuántas de estas pisadas y estelas ya cruzamos o tocamos?

Muchas. Desde Amundsen, y sus malhadados precursores, en la conislación canadiense, hasta Magallanes y Elcano en su estrecho austral, pasando por Eriksson en Terra Nova, Hudson en su bahía, Cabeza de Vaca, Coronado, en el interior de Vespuccia, Balboa en el Darién, Orellana enfrentando sus amazonas, y el propio Colón en Portobelo; y Pizarro en el Tahuantinsuyo; y otros.

Y tenemos más encuentros por delante. Hernando de Soto y Hernán Cortés son dos.

   VII. ¿Por qué Portugal, por qué España, y por qué no otros (durante el primer siglo)?  ¿Y por qué tantos pilotos italianos disponibles para otros países?

Porque, por ocupar los Arabes la Tierra Santa y Jebal-at-Tarik (Gibraltar), y por ocupar los Turcos los Dardanelos, el Mediterráneo se había vuelto un mar muerto y

1) los Portugueses, por su posición en la faz externa de la península, habían empezado a buscar otro camino hacia Asia oriental,

2) los Españoles tuvieron que hacerles competencia, y

3) los navegantes italianos, por haberse quedado sin trabajo, se ofrecían dónde podían.

Además, los Ingleses de aquella época eran navegantes ineptos y durante casi un siglo necesitaron pilotos extranjeros.

   VIII. Opinión:

El "descubrimiento" de América aconteció justamente al final de ocho siglos de lucha de los Españoles contra los Moros, y entre sí, por lo que eran precisamente muy adiestrados y muy listos para otras carnicerías. ¿No será que lo de América actuó como una inesperada válvula de escape y fue la salvación de otra parte del mundo?

Puntos de vista:

1) Fue increíble el coraje de los Conquistadores.
2) Los tales "conquistadores" eran presidiarios sacados de cárceles y enfermos contagiosos sacados de reclusión, a quienes se había prometido libertad siempre que ....., y el tal coraje era más bien desesperación. (Lo que explicaría muchas cosas.)