II. Tanto América del Norte como América del Sur tienen, a más de beneficios indudables, sus dosis de dificultades físicas.
América sureña es uno de los lugares más castigados del planeta: tiene el obstáculo de comunicación, y la dificultad general, de la cordillera, a la vez la más larga de la Tierra, con más de 7.000 kilómetros de largo, y segunda en volumen y altitud, con unas 30 cimas de entre 6.000 y 7.000 metros sobre el nivel del mar, mar bien cercano, en este caso; tiene, entre sus desiertos, uno de los más áridos de la Tierra; tiene uno de los lugares más tormentosos de la Tierra; tiene el terrible viento blanco de los Andes, tan frío y cargado a la vez de sal y nieve que, a veces, congela las criaturas hasta en el acto de huir; tiene uno de los restos de selvas más extensos e impenetrables de la Tierra.
América norteña también tiene sus flagelos: tiene dos tipos de desiertos, el tipo de desierto donde no hay agua porque no hay agua, y el tipo de desierto donde no hay agua porque el agua está inutilizada, incluso la humedad está rechazada, por el frío ártico; tiene, por esta última circunstancia, vastas regiones de suelos congelados, inútiles tales como son, e inútiles y peligrosos cuando alguna causa, natural o humana, desata su derretimiento; tiene los temibles huracanes y tornados; no tiene la protección contra los fríos árticos que América del Sur tiene contra los fríos antárticos.
Y ambas partes de América, norte y sur, comparten el peligro de una de las más largas zonas sísmicas-volcánicas activas de la Tierra, de Alaska a Tierra de los Fuegos.
Desiertos Restos de selvas Zona sísmica-volcánica
entre los grandes entre los mayores entre las más largas y
de la Tierra de la Tierra activas de la Tierra