lograron sus épicos éxitos no fue porque tenían un monopolio garantizado de éxitos en cualquier cosa que emprenderían sino porque supieron, tal vez por desesperación, sobreponerse a terribles adversidades.
En este caso, esta Nueva Isabela, que llegó a ser la primera ciudad europea estable en América, y sede de muchas primicias europeas en América, fue fundada, en 1496, en este sitio, no como la primera fundación europea en América, que fuera fundación infalible y magistral, sino sólo como la corrección de un fracaso anterior - la corrección de la fundación equivocada de una primera Isabela, ésta, la primerísima tentativa de asentamiento europeo pos-colonense en América, en la costa norte de esta misma isla.
Y estrictamente hablando, esta corrección de fundación, a su vez, requirió su propia re-corrección porque esta Nueva Isabela, de este lado del río, tendría que estar del otro lado del río, donde es que los Españoles la empezaron, pero desde donde, al poco tiempo, tuvieron que refugiarse de este lado del río ante una incontenible invasión de ... hormigas.
Estos dos topónimos, Isabela y Nueva Isabela, también enseñan algo más de historia a aquellos que no lo supieran: el nombre de la reina española de aquellos tiempos.
El recinto de esta Nueva Isabela, hoy, se parece, más que nada, a cualquiera de aquellos pueblos - como vimos tantos en los lugares más prosaicos - sin fisionomía, gracia, ni esperanza; no necesariamente muy viejos, pero envejecidos por falta de mantenimiento, aflijidos de hileras sin solución de continuidad de casas utilitarias, sólidas sin duda, pero deprimidas y deprimentes.
Sólo algunos edificios de las primeras generaciones subsisten, desparramados por entre el anonimato del recinto; algunos, en ruinas, algunos, restaurados; y si bien todos tienen hondo interés histórico, pocos tienen atractivo intrínseco distintivo.
SD La Catedral, de Santa María de la Encarnación o Santa María La Menor.
Catedral de Santo Domingo a través del cerco
Es la primera catedral, si bien no la primera iglesia, cristiana de América. Su primera piedra fue colocada por no otro que un hijo de Cristóbal, Diego, en 1512. Por añadidura, cobija, no incongruamente, los restos del propio Cristóbal Colón - o por lo menos de un candidato a Cristóbal Colón, según aprendimos luego.
Por dentro, ostenta típicos arcos ojivales; pero, por fuera, queda bajita, paralelepipédica, como si tuviera miedo de elevarse.
Se nota, tanto en su construcción como en su decorado exterior, las mismas características ya observadas en muchas otras iglesias españolas tempranas de América: como ser, el uso de materiales heterogéneos encimados sin lógica aparente salvo, se supone, su disponibilidad en cada diferente momento de la construcción, típicamente piedras en varios grados de elaboración y ladrillos >>>>>>>>