ð Aprendimos que, de las tres tales calaveras que se conoce hoy, ésta es la única que tiene su mandíbula inferior separada del cráneo, y, por lo tanto, la única que la tiene movediza. De hecho, no encontró la descubridora el cráneo y la mandíbula al mismo tiempo sino que, primero, encontró, por casualidad, el cráneo; y luego su padre empezó a buscar de manera sistemática la mandíbula inferior que pensaba que tendría que estar en algún lugar, y le tardó varios días para, finalmente, encontrarla.
ð Nos dijo también la dueña que ciertas cosas publicadas respecto a esta calavera no se ajustan a la verdad; pero, a pesar de que varias veces insistimos que nos aclarara qué es la verdad y qué es la mentira, no pudimos sacar nada de ella. Básicamente, lo que ella sabe personalmente y a ciencia cierta es que ella la descubrió y que ella la tiene. Todo lo demás es asunto de sabios, estudiosos, especuladores; incluso, nos dio la dirección de un laboratorio de bio-cristalografía (¿qué es eso del "bio" en cristalografía? nos preguntamos) en California donde analizaron la calavera en cada detalle y donde quizás podríamos aprender cosas más técnicas.
Así que, para nosotros - salvo las reminiscencias personales del descubrimiento - la calavera, misterio fue, misterio se queda. Pero estamos muy privilegiados de haber podido ver y tocar y fotografiar esta pieza que, cualquiera sea su origen o significado, es una pieza única en manufactura, composición y belleza hipnótica, y, durante largo tiempo, estuvo expuesta en el Museo del "Indio" en la ciudad de Nueva York.
Las dos otras calaveras, aquellas inferiores y sin mandíbula móvil, están en sendos museos, en Londres y París.
Aun antes de terminar de anotar lo anterior, y acercándonos a la zona de Brantford, nos llamaban la atención galpones de madera todos iguales, y campos enteros con hileras de palos a pique, y nos preguntábamos qué podía ser todo ello - y éste fue otro caso cuando sentimos en carne propia la falta, ya muchas veces mencionada, de gente a la vista: queríamos preguntar qué eran estas estructuras, pero kilómetro tras kilómetro no hubo a la vista a quién preguntar, a pesar de haber edificaciones por todos los lados; finalmente entrevimos la silueta de alguien perdido en la cavidad de un tal galpón y le fuimos a preguntar.
Resulta que aquellos galpones de madera, no muy grande cada uno, pero siempre en grupos de seis u ocho, son galpones para curar tabaco; y los campos con palos son campos de ginseng, la famosa planta del oriente, pero que resulta que se cultiva aquí para exportar a China - lo que, pensándolo bien, no es para extrañarse si nos acordamos de que, ya en los tiempos de las colonias, los Europeos les compraban esta planta a los Iroqueses para mandarla, vía Europa, al Oriente.
Y mientras estábamos anotando lo anterior, alcanzamos el territorio, mejor dicho reducto territorial, justamente de las seis naciones que formaban los >>>>>>>>